Demasiada resaca, poco oleaje;
demasiado silencio, mucho ruido
sin calma, sin música, perdido
el norte u otro signo, la salvaje
sed de otras aguas. Que en silencio baje
del cielo a tierra un dardo que le hiera,
o una daga que ascienda, sucia, artera,
desde el infierno ardiente, en sus carbones
templada la hoja, sangre a borbotones
haga brotar y en ella ahogado muera.
demasiado silencio, mucho ruido
sin calma, sin música, perdido
el norte u otro signo, la salvaje
sed de otras aguas. Que en silencio baje
del cielo a tierra un dardo que le hiera,
o una daga que ascienda, sucia, artera,
desde el infierno ardiente, en sus carbones
templada la hoja, sangre a borbotones
haga brotar y en ella ahogado muera.