martes, 21 de diciembre de 2010

GUSTAVO EGUREN / E.P.D.

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Nos vemos, Gustavo
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Por Félix Luis Viera
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Con un poco de retardo el periódico oficialista de Cuba, Granma, ha dado a conocer la muerte del escritor Gustavo Eguren. Con un poco de retardo y con muy pocas líneas. Debe ser porque por estos días hay noticias mucho más interesantes. Por demás, la muerte de un escritor no merece tantas líneas como otras, según hemos visto, con pertinacia, en las páginas del Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba.
Eguren era un buen escritor. Y un hombre bueno. Conmigo fue bueno desde que nos conocimos a principios de la década de 1970. Y era un hombre inteligente. “Llévate el golpe”, me dijo por entonces. Era un principio que, según se afirma, valió para la concepción del Judo y otras disciplinas. Surgió, dicen, de aquel que estaba observando cómo las gotas de lluvia no lograban perforar las hojas de una planta porque éstas cedían ante el impacto. “Se llevaban el golpe”. Sin embargo, la roca más compacta, resulta perforada, gota a gota de lluvia, con el paso del tiempo; porque ofrece resistencia. Gracias, maestro.
Me ayudó —con su talento, su bondad, su sabiduría más que todos—cuando, en 1973, “los potros de bárbaros Atilas” casi me aplastan. Él me dio el consejo, él me dio el Norte a seguir. Y me animó. No se apartó del apestado.
Una y otra noche, durante décadas, me ofreció amparo en su casa del vedado, donde las macetas del balcón eran atendidas con toda puntualidad por la buena de María Elena, y donde Gustavito —a quien vi nacer— dio sus primeros pasos y sus primeras corridas.
Era un hombre de un humor fuera de serie. Y un escritor igual. Y congratulado por Dios con una paciencia infinita. Aun era capaz de, sin ser psiquiatra, calmar al ansioso, reanimar al deprimido. Sólo una vez lo vi perder los estribos: un funcionario había “enredado” ciertos documentos que necesitaba. Aquella tarde, enrojecido por la rabia, con expresiones que yo no le conocía, estalló y rompió varios papeles delante de mí. Sólo unos minutos después bajamos las escaleras del edificio donde vivía. Sonrió y me dijo “nada, bicho” y siguió sonriendo. “¿Qué pasa, bicho?”, era por lo general el saludo cuando nos encontrábamos.
Antes de conocer al hombre conocí al escritor, por La robla. Sin embargo, creo que allí ya estaba el Hombre: el comedimiento, la capacidad de reflexión, la justeza en la Propuesta que siempre, además de lo antes dicho, me hicieron admirar a Gustavo. Y ese ánimo de solidaridad, del cual, hoy, muchos, podrían dar fe.
“A Gustavo Eguren, buen maestro”, reza en la dedicatoria de mi cuento “Noemí”, fechado en 1983 y que forma parte del libro Precio del amor, editado unos años después.
Por hoy eso es todo, Gustavo; seguramente leeremos más cuartillas sobre ti. Y sobre todo seguiremos leyendo las tuyas.
Ahí nos vemos, bicho.
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domingo, 19 de diciembre de 2010

WORK IN PROGRESS

(o los poetas no se jubilan)
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Ya en una ocasión me referí a Kozer como un mito urbano. Su insistencia indecente de andar abofeteándonos con la minuciosa contabilidad de su productividad poética (un poema cada 3.11 días, si aceptamos que sus chillidos al nacer fueron su primera manifestación lírica) impone que se le haga una auditoría seria. Su intolerancia, manifiesta en este artículo falaz y disparatado, nos concede al menos el derecho de mostrarnos incrédulos y exigirle que publique los facsimilares de sus libros de asiento.
Hablamos, claro, de cantidad. De calidad no es tiempo aún, tratándose de una obra sujeta a cambios, “unos 8235 poemas” susceptibles de ser corregidos “a carta cabal", de ser mirados y remirados “desde una pugna acérrima con su ser y su imposición, sin ceder jamás un ápice a la facilidad, ni a la solución expedita y trillada”.
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¡Menudo trabajo ha dejado -casi en su totalidad- para los años finales de su vida!
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ELECCIÓN

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Releo, después de muchos años, su primer libro y siento que no es solamente un asombroso caso de madurez. Es un acto de convicción manifiesta. La Primera Palabra que puede definir este acto de lucidez es “elección” ya que Lezama sostiene siempre, defiende, la observancia de la opción depuesta. Asoleándose ya en los balcones de su espejeante sensibilidad tropical, José Lezama Lima entra por la puerta facetada de la poesía cubana con un poema que, como una cometa china, sostienen dos cuerdas: una de seda negra, en la que hace equilibrios la muerte y otra, multicolor, donde se confunden la ansiedad y la sorpresa que anteceden el goce, y el despliegue en que galopan los sentidos liberados del ejercicio de la razón. En “Muerte de Narciso” el dardo, portador del pasaporte dorado a la ascensión, ha partido, incluso antes de que se constate la inminencia de la muerte. El tiempo, la fracción de tiempo, puede ser descrita, y en tanto degustada. Para Lezama, el inicio y el fin no son más que las cotas de un recorrido, una fracción de tiempo, como la tajada de una fruta, en que el hombre se complace. Se agota en sí, se entrega en la mano ahuecada, apagando la sed del labio que puede nombrarle:
….
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.
Siempre bordeando los frisos de la euforia, logra extender la vista y ver en derredor los signos de la inminencia, la línea donde algo termina. Dejarse troquelar por las exigencias de la vigilia, del estar atento al instante en que se producirá el hecho, sujeto de iconografía o versificación, no nombrará las sutilezas de lo que, una vez consumido por la fugacidad en que transcurre, se reproducirá innumerables veces de un modo igualmente degustable.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
Ha captado, desde su calendario de siestas y retretas, que la gravedad se asienta sobre la clave lenta que marca, repetida, multiplicada, el tiempo. El tiempo lento que da margen a la eclosión del discurso, en que pueden desplegarse la saliva, los fluidos todos, para ahogar la innúmeras sensaciones.
Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan hirvientes.
Dánae teje las floraciones, los olores, los sabores. Diluye en esa corriente de aguas que no devolverán su imagen, que no pueden reproducir la ascensión anunciada de Narciso, la pulpa jugosa de los frutos del goce. Es el poeta, que aún en su juventud, no desatiende las formalidades que le impone su predisposición a juzgar las magnitudes sobrehumanas, las dimensiones que le exceden, sin encerrarse en el soliloquio castrante de la fe.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas
y el aliento que en halo convertía.
Lezama no duda, y no dudará en lo que resta del poema, (y de su obra, y de su vida,) dejándose arrastrar por una corriente en que naufragan el dogma, el sentido de lo perdurable o inamovible, de lo eterno. El poeta, atento a los reclamos que han de hacerle, atento al pez de ojo vítreo, a su mirada profunda de mármol, levita y escribe.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome, sepulcro.

Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira
por espaldas que nunca me preguntan, en veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni faisanes.
Y escribe, que es oficio eterno, muchos inicios cada vez, y muchos abismos que parecen el fin. Esa será la elección: morder el fruto, palpar la carne, escuchar el susurro de toda ave o el silencio. Tirar de la cuerda que puede liberarnos de la negación que reproduce el espejo.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.
El poema es una afirmación más que una tesis. El poeta se reconoce dispuesto a ofrecer el flanco, a pagar el diezmo por su acto de afirmación y su osadía.
Chorro de abejas increadas muerden la estela, pídenle el costado.
Lo ha escrito y es el comienzo. Un inicio que se reduce a desafiar el fin y a loar la finalidad. Recomenzará siempre, como una canción en que se hace honores a lo previsible y sin embargo se obtiene el ennoblecimiento en la sorpresa. El azar en que concurren las saetas de los sentidos, recompensará su vocación hedonista y apartará de su paso asmático las claves que tornan la palabra en hielo. Su obra posterior lo confirmará.
Retrato de José Lezama Lima. Erick A. Hernández. (Acrílico sobre Lienzo. 16” x 20”)

ANÉCDOTAS: Marta Valdés / Eliseo Diego

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................................................
I
Recuerdo haber leído una entrevista a Martha Valdés en que esta, haciendo uso de esa cortante lucidez que me hace recordarla -tal vez sin muchos argumentos- como una mujer a veces áspera, fulminó al periodista con una frase lapidaria. Al ser interrogada sobre si no le preocupaba el hecho de que sus canciones fueran incluidas en su repertorio por muy contados cantantes, la gran compositora respondió que ella ponía en sus canciones todos los elementos musicales que iban a necesitar para defenderse por sí solas: “mis canciones no son escogidas, ellas escogen sus intérpretes”.
.................................................II
Cuentan que, un poco en broma, alguien le manifestó a Eliseo Diego su preocupación por la “alarmante” tendencia de muchos escritores jóvenes cubanos a elaborar un discurso estéticamente cercano, o con referencias muy apreciables a la estética de orígenes y en especial a la figura de Lezama: “son cada vez más Lezamianos”, fueron los términos utilizados. El poeta, que no se dejaba arrastrar fácilmente a divagaciones teóricas, le tranquilizó sabiamente: “no hay que preocuparse, las aguas vuelven a sus causes, no se puede escribir Dador con octavo grado de secundaria".
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CRÓNICAS

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.................................I
. En la brillante hoja de la jagua están grabando
......la oscura interrogante en que hemos de imaginar el fin;
......hemos diseccionado el agua amarga,
......los fuegos en que el dandy se hace nombrar
......con un sabor a confusión y asombro.
.Desde el extremo que punza el recuerdo, se aventura el más
................................/endeble temblor de la amistad;
......días después habrán de nombrarle,
......habrán de sumarle a la sombra que su imagen ejerce
......un no menos sombrío ejercicio de la reminiscencia.
Muy lejos, aún muy lejos, él insiste en el vino
......que por una extraña razón nunca llegara;
......el dandy, arma un relicario de insípidas y lavadas
................................/historias familiares
......y se hace recortar en una foto en que comienzan a
................................/aparecer,
......velados por una luz impalpable,
......ancianos encorvados y sombríos cual trenes de
................................/provincia.
.-Vino, al menos vino, punzaremos el recuerdo aunque

........,......................./nos cueste..Vino del más amargo o del más dulce vino;
......recuerdos siempre latentes en que como un tormento se
................................/envilece la sangre,
......o latentes recuerdos en que el temblor se agolpa
......cuando se piensa en una de dos muchachas tristes.
Hay más, dos chicas dispersas de hablar sin ser oídas
......-que sólo el silencio intentará entender-
......y una oscura y fría habitación en la más blanca casa
......que la ciudad un día imaginara.
Imagine dirá, repetirá imagine, imagine
......con un temblor dulce y amargo en la garganta;
......sólo unos pocos de nosotros una vez lo sentimos
......o lo sentimos aún en algún modo, imagine,
......imagine, yo prefiero a sombra y herida
......sumar sombra y asombro.
.Hay más, y hay, una necesidad innoble de hostigar el recuerdo.
.................................II
.Otros dirán, nada digno de alabanza en ella se insinúa
......nada esboza el misterio, nada le perpetúa o le corona.
El cronista sonríe mientras dibuja en el temblor su ausencia,
......ella no posará para las fotos
......no tendrá un mínimo lugar en el olvido de la crónica.
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-Iremos donde el mar, donde el silencio y la humedad..Cuando haya oscurecido, llegarán los más familiares
......y lo desconocido admirable o soberbio.
El cronista se adormece en su ausencia,
......una muchacha baila en su memoria el silencio que no
................................/podrá nombrar;
......ha de escribir una carta,
......escoge las palabras que habitualmente destierra de la
................................/melancolía,
......ha oscurecido y ha de escribir una carta,
......ha de simular que lo hace con las palabras del mayor
................................/sosiego.
.-Iremos donde el mar, donde el silencio y la humedad coronan................................/lúcidas transparencias.
.Ha oscurecido y la pradera se extiende
......con un temblor de indescifrable enigma.

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sábado, 18 de diciembre de 2010

MÁS QUE UNA CERTEZA

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Si la boca custodia ciudades en los labios
...y en el ojo, otros ojos buscan.
Si en la mirada
...las negadas palabras, por la boca o la nada,
...el ojo no respaldan.
Si no amparan agravios

...una mano y la mano otra, que fuera espada,
...porque de ver no sanan, y labios, nunca sabios,
...nombran, porque no mientan ni compás ni astrolabios.
Si porque te señale, y tu sombra abreviada

...del pecho no destierre, no haga elogios veniales
...y al agua no regrese tus sueños diluidos,
...me ausentaré, o de muerte iré a engrosar anales.

No harán que niegue sangre, que trasiegue fluidos,
...que nieve arda en mis ojos, o turbios animales
...se disputen mis huesos, por el lodo esparcidos.
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domingo, 12 de diciembre de 2010

DIARIO DE CUBA (de leer)

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Fragmentos de mi libro inédito
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sábado, 11 de diciembre de 2010

HISTORIA SECRETA / Paul Guillén

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De su libro Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008), que nos hiciera llegar amablemente el poeta peruano Paul Guillén (1976), ha escrito Luis Fernando Chueca: “Leer Historia secreta es aceptar una invitación a abismarse. A dejarse llevar por una violencia que se levanta, en primer lugar, contra uno mismo.” Puede, tal vez, parecer una apreciación desmesurada, pero la lectura nos hace percatarnos de inmediato de la exactitud de sus términos. La fragmentación explicita en la exposición de los textos no hace más que invitarnos a una integración que vaya mas allá de lo formal, de lo tipográfico. La sensación latente de que existe un cordón que puede unir el antes y el después, el origen y el tiempo que vendrá; trenzado con los hilos en que se confunden la tradición lírica y la historia, podría ser el antídoto que nos haga inmunes a la dispersión, a la inexistencia. El poeta ha tirado de esa cuerda y este libro pudieran ser los apuntes de esa aventura.
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¿COMO PUEDE EXISTIR UN INKA NEGRO?
.— No. Lo que es negro es tu alma. Lo que es negro no es el Cuzco ni Bolivia, tu engendras en el vientre de la tierra colores traídos por un puma — son colores que mezclan el verde, el amarillo, el lila. ¿Puedes imaginar un color así? Cuando estés abajo sentirás las pisadas — veras las huellas — sopla mas fuerte tu aliento — que llegué a las cumbres más altas — es cierto — tu quieres subir a la cumbre del Waytapallana y en tu primer intento pierdes un diente tres mil dólares y los zapatos — sientes el frio desde las plantas de tus pies — como sube hasta tus corneas y se enrosca a tu cerebelo — si subieras más alto verías las cabezas de los dioses muertos — a tus perros pastando los campos — a Juan que no se ha ido — que siempre regresa — que vive y martillea tu cerebro — hasta cuando aguantar las humillaciones — porqué no gritar de una vez y para siempre y mantener ese grito como un glacial en la mente de los demás — ¿para qué he venido hasta la cima? Escucha……………………es el zumbido del ave celeste que contempla tu sombra y tu contemplas sus ojos de témpano de iridio — repites: ¿cómo puede existir un Inka negro? — si en las alturas lo negro no produce el vértigo — señalas lo blanco sobre lo blanco, ¿en realidad existe? Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia. No creo. Cierra los ojos, hablemos del mar, de las ciénagas. Ahora, rey negro, empieza tu tiempo.
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NINGUN LIMBO BAJO EL SOL.
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“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol"
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1.
El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en el poema.
Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.
En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre un rosal sanguíneo y curvo.
Tus ojos ven la ebullición de una espina en la cornea, y el poema empieza a sangrar y desfallece de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el mundo que me aprisiona y me asfixia — no poder arriesgar el seso ni las manos menos el silencio, si me acompañaras una noche por este camino verías que lo obsceno es más negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis instancias mis esencias de oro verde.
La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu dolor inasible bajo las formas del absente vive en esa boca callada — evocas la combustión de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos, humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.
Pero tú vuelves al poema.
No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras para encontrarte o perseguirte: "y, sí; Amor es una bella palabra". Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la ponzoña del mundo — nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?
.2.
Dos cuerpos permanecen opuestos en la cama sus sombras respiran junto a la pared, el esp1ritu se va en cada bocanada, la inmateria como prolongación de la Belleza, el primer fuego como extinción del lecho nupcial. Tu cuerpo desnudo ocupa toda la habitación y me aprisiona contra las paredes, no puedo respirar el fuego de tu vientre, debo morder con suavidad esa sustancia, morder porque mi boca necesita del líquido verde de tus pasos contempla como en una cueva una Hera salvaje se inunda de recuerdos y los minerales penetran por sus poros y forman nuevos seres si alguien creciera dentro de ti nunca te darías cuenta del momento de la transformación solo notarias una pequeña cantidad de agua fétida chorreando las iluminaciones, finalmente podría llamarte Sofía pero ¿acaso ese fue tu nombre?
.3.
Podrías decir que lo elemental del habito es bailar con la muerte en una feria provinciana — ese lenguaje mudo en las eses pierde su realidad o tu pierdes tu realidad y te vas borrando, tal Vez, todo esto sea una bella mentira. El celador todo el día no te deja salir del mundo y te hace hablar del peso, del zapato y del astro. Pero tú guardas en tus sesos un pedazo de ala, un pedazo de sol y un pedazo de kilo. Eres el moribundo aquel, el que cae bajo el sol de mayo abatido y su piel arde en cenizas, siempre en descenso, también, eres la victima mayor de un incendio, por eso, tu rostro está roto, cojo, amoratado ¿se nota esa parte en el poema? La poesía como un péndulo ahuecado con casas y citas bordadas en un liquido celeste que no me atrevo a consumir — todo ello parece un signo de inmovilidad, donde los Dioses dejarían constancia de su paso por el mundo mediante el incesto mortal. Lo hemos intuido hace miles de siglos desde otras galaxias y otros símbolos. Habito más que el infierno y me consumo en llamas en esta Villa, herido por la rotación de los planetas que se suceden en el poema horadando la presión y el patíbulo.
.4.
El cielo se derrumba sobre el poema. Son como restos de un naufragio, como una hoja do nuez perdida en la cabeza, como un inmenso túnel pegajoso quo nunca acaba. Para qué sigues mirando al ciclo si el derrumbe lo perdió todo — voltea tu mirada hacia las sirtes del mundo. No poseo la madurez para hablar de tu talento solo puedo hablar del mundo donde habitas junto al silbo de los aires amorosos oh tus ínsulas extrañas oh tus ríos nemorosos no temeré a la fieras y andaré por bosques y fronteras o no seré nunca mas nadie.
.5.
El poema calla su luz no aguanta las molestias de ser una cosa inerte a veces yo mismo me niego y pendo como un hielo desde la torre mas alta. Finalmente, ¿desbrozarás el cáliz de fuego de tus propias palabras? Vivir encerrado sin necesidad de la palabra es como para morirse ahogado en sempiternas corrientes submarinas y, así, resurgir con el verano sangriento amarrado a una camisa de fuerza violado y morado junto a peces de colores.

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6.
Una muñeca de museo te hace una muesca desde el relente de las horas te pide que confieses tu historia secreta — cierras los parpados. Recuerdas toda la historia como en una mano vacía, se te caen pedazos de historia, los desperdicias en la sección sexta, te distraes con el ruido de las teclas, con la picazón de tu cuerpo y te desvías de la noche.
El ojo se abre, lo cierro y se consume, los residuos de luz destierran a los insectos. Soy el único vestigio del vértigo. Soy aquel ser sin rostro que el vacío niega, soy quien anuda su vientre, su páncreas a las palabras, sin órganos, sin rostro y sin deseo. El poema no trastoca el fluir de tus córneas sólo espera que tras los tenues hilillos de luz la sombra de tu ser arda como un árbol de moras líquidas.
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7.
Uñas de vidrio o un cuerpo que se desplaza desde tu pelo hasta los más remotos planetas por la historia secreta, despacio, muy despacio. El balbuceo toca tu lengua, tu tráquea, tu transición. El místico marcado por las pústulas de un encierro en el Convento de las Descalzas. Un mamífero afiebrado por su deseo de ser otro. En la penumbra, sientes los grilletes que te aprisionan, no podrás llegar a la otra margen. El cervatillo de plata jamás lo haré. En la madrugada, los alaridos del marqués rompen la mañana en cautiverio. Tu cuerpo desnudo es como un cristal fuerte, afiebrado y sin revés.
.8.
El paso del cero al uno y del uno al cero cargado del sinsentido por tus riberas transita tu hermosura y mis ojos no lo pueden ver. Repaso el Cosmos con el pié, siento unas letras en mis sesos que se entrechocan y salen chispas, ese no poder asir es mi desesperación. Resisto en mi interior — recuerdo: el poema se vuelve una sombra en tu cabeza.
.9.
Una navaja corta el poema en doce panes desigualas nada se parece a un planeta, un zapato, un tallo, una espina. Fijo la visión en el peine, habito los bajos fondos y descubro que los altos dones nos serán negados.
.10.
El poema se niega a sí mismo, se transforma, se vuelve verde, líquido, savia, tampoco las palabras dicen quienes son o si has muerto en la batalla y nadie piensa en ti, los otros, ellos, los que estén en tu lugar, has muerto y eres otro, he muerto y soy otro, todos estamos muertos, este mundo muerto, estos bosques muertos, esta agua muerta, estos amigos muertos, esta mujeres muertas, estos perros muertos, no quiero ser alguien distinto. El poema se niega a sí mismo: He aquí su eternidad.
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11.
El poema penetra los astros, los tallos, la espina y el zapato. Las esporas sangrientas, franqueando el peso de todos los elementos, relinchan a la hora final de la historia secreta.
.12.
Ah, la historia secreta, entre su cuerpo cavernoso y el poema, nada encontrarás.
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Paul Guillén
: (Perú, 1976) Poeta y editor. Estudió literatura en la Universidad de San Marcos. Ha publicado los libros, La transformación de los metales (TRpode, 2005) e Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008). Realizó las antologías Gesto de Julia Ferrer (2004, en co-autoría con Renato Gómez) y Poesía peruana contemporánea. 33 poetas del 70 (2005), y ha sido antologado en diversas muestras de poesía peruana en México, Argentina, Brasil, EE.UU., Suecia, Ecuador y Colombia. Su poesía ha sido traducida al quechua, portugués, checo y francés. Es el miembro más joven del mítico movimiento poético "Hora Zero" y dirige con mucho éxito el blog y la editorial, Sol negro.
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viernes, 10 de diciembre de 2010

EL CUERPO DEL DELITO

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Abre sus puertas hábeas corpus, blog del poeta León de la Hoz.
Welcome
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martes, 7 de diciembre de 2010

INVITACIÓN

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Project Zu y Alliance Francaise invitan a Noches Literarias con la presentación del libro En el lenguaje lascivo de los perros, del escritor cubano Adalberto Guerra.
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.La presentación estará a cargo de Elena Tamargo y Julio Pino.
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.9 de diciembre, 7 pm a 9 pm
Alliance Francaise South Florida
618 SW 8th Street
Miami, Fl 33130
.Adalberto Guerra (Ad Guerra) San Antonio de Cabezas, Matanzas, Cuba, 1967. Poeta, narrador y editor. Reside en Palm Beach, Florida desde 1994. Entre sus publicaciones más recientes está Cazadores de la sombra del ave. Editorial Velámenes. Palm Beach. 2009.
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sábado, 4 de diciembre de 2010

HACIA LA MEDIA NOCHE / Juan Carlos Valls

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.....................a Joaquín Badajoz
.………………Yo no daría la vida por mi vida:………………es otra mi verdadera historia.………………………..Octavio Paz
.hacia la media noche
y a las puertas de un templo que perderá mañana
su dios y sus columnas de artificio
un poeta me explica
su estrategia para esperar la muerte.
me habla de su angustia
por los desastres verdaderos
de sus mujeres lúdricas
de un extraño poder para elegir los dioses del futuro
y de las trampas lícitas del hombre
ese animal concéntrico que escoge sus victorias
y convierte en paisajes
la carnicería de sus sueños.
.como quien no tiene nada que perder
entramos en la sal de las palabras.
nos leemos los labios e intercambiamos vidas
y acordamos entonces como antiguos amigos
que todo tiempo pasado fue mejor.
.un indicio.
un intercambio de límites.
una península de pájaros.
todos son respiraderos en donde la memoria
…………………………….enciende lámparas.
un pueblo.
una mirada perdiéndose al final de una calle
la misma por donde escapaban mis ojos
a descubrir lo que luego sería “la estación violenta”.
el cuerpo del delito.
la mancha de peces
en mi contrariada cabeza de agua.
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a media noche
cualquier conversación puede ser confundida
con un deslave.
con la ceniza enlodando la rosa.
.pero el poeta sobrevive a los desastres inútiles
trabaja sobre la piedra
que un día llamarán casa de otro
y escribe sus letanías con la hormigueante paciencia
que le ha ganado túneles
en un tiempo donde las escaleras
son un pasillo hacia los arquetipos de la dicha.
.es un indicio.
un intercambio de límites.
una península de pájaros.
una rara canción
alimentando un bello gusano.
.es así como las conversaciones endulzan el silencio.
con espirales
y bocanadas de mentiras humeantes.
demasiadas palabras construyen algo
pero el poeta sospecha
y con la misma lámpara conque sobrevive la memoria
hace arder cualquier atisbo de melancolía
y contra el primer muro
lanza vísceras podridas en el mal vivir.
.es así como ha venido haciéndose de una historia
como ha tendido sobre el abismo
la blanca sábana que un día llamarán
el magnífico puente de otro.
.JUAN CARLOS VALLS: (Güines, La Habana, 1965) Su obra literaria ha sido galardonada con el Premio David (Cuba, 1991), el Premio Pinos Nuevos (Cuba, 1994), el Premio ORIPPO (España, 1995), entre otros. Reside en Miami, Estados Unidos. Ha publicado los libros De cómo en la estación de un pueblo el pretexto del viaje son las bestias (1991), Los animales del corazón (1994), Los días de la pérdida (1995), Conversaciones con la gloria (1995), Yerbas en el búcaro rojo (1996), La soberanía del deseo (2000), y La ventana doméstica (2008).
.Ilustración: No patees las cabezas de los míseros hermanos desdichados, Gustav Doré. Dante y Virgilio caminando por el centro helado del Infierno.
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