Por Yodelsis Cadalso
.Con motivo del centenario del insigne poeta José Lezama Lima, las autoridades cubanas han efectuado una serie de homenajes, y han desarrollado múltiples actividades que pretenden celebrar el importante hecho: reediciones, reaperturas de museos, devolución de ejemplares robados a Trocadero 162, blanqueamientos de tumbas, musicalización de poemas, cenas lezamianas, entre otras. Sin embargo, la más inusual de todas corresponde a la “experiencia en carne propia de ostracismo oficial”, llamada así por reflejar lo que fueran los últimos años de la vida del escritor, sumido en el olvido y la indiferencia por parte del gobierno y la jerarquía cultural.
.
Por la módica suma de 800.00 CUC, y durante todo el mes de diciembre, algunos creadores exiliados podrán revivir la misma suerte del autor de Paradiso. Según Manuel Sosa, escritor residente en Atlanta y hasta ahora el único que ha viajado para probar suerte, la experiencia consiste en mudarse para la capital de la isla, sobrevivir ese mes a base de 120 pesos y cartilla de racionamiento, recibir visitas esporádicas de otros escritores y cultivar la ironía como recurso de salvación.
.Este peculiar homenaje, propiciado por el Ministerio de Cultura en coordinación con el Ministerio del Interior, ofrece la posibilidad de asumir una perspectiva más traumática sobre el destino del artista como contrapartida al Poder. “Encerrado en mi casa provisional, miraré al mundo del mismo modo que lo hacía el Maestro”, explica Sosa, “descubriendo relaciones inusuales entre las cosas, convirtiendo el asedio de la realidad en imagen redentora”.
.La oferta incluye una pequeña biblioteca de clásicos cubanos y universales, teléfono, esposa mecanógrafa y vecindario ambientado. “Me han ofrecido algunas prebendas raras, como precios razonables para el café y el tabaco, y una vez por semana algún visitante extranjero que me invite a almorzar.” Y continúa Sosa: “Entre las experiencias negativas, me han prometido algunas llamadas enigmáticas, chistes a costa de mi físico, visitantes inoportunos, y una gran atmósfera de incertidumbre. También podré sufrir de primera mano el rechazo de viejos amigos, que me evitarán a toda costa; y constataré los efectos de la degradación moral de muchos escritores locales, sobre todo, su oportunismo político. ¿Qué más se puede pedir?”.Se espera que otros escritores cubanos del exilio viajen a La Habana durante las próximas horas para participar de esta singular experiencia. Según el ministro Abel Prieto, se les garantizará una exclusión y una postergación tan efectivas como las sufridas por el propio Lezama Lima en sus años postreros.
.Con motivo del centenario del insigne poeta José Lezama Lima, las autoridades cubanas han efectuado una serie de homenajes, y han desarrollado múltiples actividades que pretenden celebrar el importante hecho: reediciones, reaperturas de museos, devolución de ejemplares robados a Trocadero 162, blanqueamientos de tumbas, musicalización de poemas, cenas lezamianas, entre otras. Sin embargo, la más inusual de todas corresponde a la “experiencia en carne propia de ostracismo oficial”, llamada así por reflejar lo que fueran los últimos años de la vida del escritor, sumido en el olvido y la indiferencia por parte del gobierno y la jerarquía cultural.
.
Por la módica suma de 800.00 CUC, y durante todo el mes de diciembre, algunos creadores exiliados podrán revivir la misma suerte del autor de Paradiso. Según Manuel Sosa, escritor residente en Atlanta y hasta ahora el único que ha viajado para probar suerte, la experiencia consiste en mudarse para la capital de la isla, sobrevivir ese mes a base de 120 pesos y cartilla de racionamiento, recibir visitas esporádicas de otros escritores y cultivar la ironía como recurso de salvación.
.Este peculiar homenaje, propiciado por el Ministerio de Cultura en coordinación con el Ministerio del Interior, ofrece la posibilidad de asumir una perspectiva más traumática sobre el destino del artista como contrapartida al Poder. “Encerrado en mi casa provisional, miraré al mundo del mismo modo que lo hacía el Maestro”, explica Sosa, “descubriendo relaciones inusuales entre las cosas, convirtiendo el asedio de la realidad en imagen redentora”.
.La oferta incluye una pequeña biblioteca de clásicos cubanos y universales, teléfono, esposa mecanógrafa y vecindario ambientado. “Me han ofrecido algunas prebendas raras, como precios razonables para el café y el tabaco, y una vez por semana algún visitante extranjero que me invite a almorzar.” Y continúa Sosa: “Entre las experiencias negativas, me han prometido algunas llamadas enigmáticas, chistes a costa de mi físico, visitantes inoportunos, y una gran atmósfera de incertidumbre. También podré sufrir de primera mano el rechazo de viejos amigos, que me evitarán a toda costa; y constataré los efectos de la degradación moral de muchos escritores locales, sobre todo, su oportunismo político. ¿Qué más se puede pedir?”.Se espera que otros escritores cubanos del exilio viajen a La Habana durante las próximas horas para participar de esta singular experiencia. Según el ministro Abel Prieto, se les garantizará una exclusión y una postergación tan efectivas como las sufridas por el propio Lezama Lima en sus años postreros.
.