viernes, 13 de noviembre de 2009

LA CASA DEL POETA (y otros poemas) / Camilo Venegas

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La Casa del Escritor de Matanzas era un lugar muy especial (en tiempos de Alfredo Zaldívar). Un verdadero “taller renacentista", en el decir de Lezama. Allí llegaban los poetas de toda la isla y eran bendecidos por una pequeña edición que muchos guardan hoy como un salvoconducto, con el que sobrevivieron la guerra en el tiempo que fueron esos años. Así llegó un día Camilo Venegas, y se quedó un tiempo lo suficientemente largo como para que se hiciera familiar, y lo suficientemente corto como para que se le extrañase. El reencuentro (con el celestinaje de facebook) con su poesía nos muestra un recorrido que ha llenado de matices su lenguaje y ha reafirmado su característico ritmo, haciéndolo más pausado para acomodar un tono nostálgico y reflexivo.
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LA CASA DEL POETA.Reconstruyeron todo hasta el más mínimo detalle.
Buscaron al único maestro constructor
que recordaba aquella técnica de los catalanes
para que pusiera los ladrillos que faltaban.
Un carpintero que sólo tenía dos dedos
en la mano derecha
y había perdido un ojo mientras pulía
un sofá victoriano,
reconstruyó las persianas y logró
que la puerta del baño cerrara sin trabajo.
En la cocina fue repuesto el tragaluz
y en la estufa no quedó ni una mancha de hollín.
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Los cuadros, los muebles y los libros
se han repartido otra vez como un juego de cartas.
El sillón donde solía leer a Dante y escribir sobre el infierno
ha vuelto a la esquina de la casa donde siempre estuvo.
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Ese es probablemente el único detalle
que se mantiene intacto,
todo lo demás es pura escenografía.
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El poeta se murió convencido de que ya no sobrevivía
ningún maestro constructor que recordara aquella técnica
que sólo conocían los albañiles catalanes.
Cada vez que llovía a cántaros,
celebraba aquel torrente que caía por el hueco del tragaluz
y lo inundaba todo en la cocina y el baño,
cuya puerta sólo se cerraba si se le empujaba duro con el hombro.
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La casa del poeta es un lugar vacío donde nunca le hallaremos,
si se leen bien sus versos se verá cuándo de engaño hayen ese cascarón reconstruido hasta el más mínimo detalle.
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EL ATLAS
.Los mapas mantienen intacto lo que ya se ha podrido,
sus colores reducen la escala del desastre,
no dejan ver lo que hay debajo de esa cuadrícula
que nos traduce al papel lo que ya no veremos.
. Los mapas nos engañan todos los días.
Cada vez que abrimos el atlas y tocamos
la silueta del país,
arrastramos con la punta del dedo
los últimos vestigios de un lugar
que alguna vez creímos indestructible
y abandonamos sin mirar ni una sola vez para atrás.
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UNA VERDAD A MEDIAS
.Sólo recuerdo que ese mismo día
Ray Charles llegó a São Paulo
para tocar en la pantalla oscura
de aquel televisor
que nunca viste funcionando.
. No logro recordar nada más que no sea
aquella noche de septiembre de 1963
en que ni tú ni yo habíamos nacido.
Los trompetistas golpeaban unas panderetas
y los trombones, con la vista fija en el coro,
tocaban las maracas de "What's i Say".
. Mientras servías las rocas de hielo
te dije que una verdad a medias
era un trago perfecto para la ocasión.
. En el segundo show, Ray Charles
nos dio las gracias por la frase
y besó a Margie Hendrix en la frente.
Haz memoria y dime las cosas que faltan,
para que el resto de las canciones encaje.
tiene que haber una forma
de ponerle fin a esta historia.
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CAMILO VENEGAS: Nació en el Paradero de Camarones, Cuba, el 16 de julio de 1967. Desde el 2000 reside en Santo Domingo. Estudió teatro en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán, La Habana. Entre sus libros publicados se encuentran Los trenes no vuelven (1993), Cine Vedado (1995), Pequeño inventario de cosas que nunca existieron (1998), Itinerario (2003) y Afuera (2007). Su cuento Irlanda está después del puente mereció el Premio del Concurso Internacional de Casa de Teatro en 2004. Actualmente es el gerente de Contenido de Newlink Communications en República Dominicana.
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1 comentario:

Juan C Recio dijo...

Camilo, son bellos textos y tienen la madera de "la casa del poeta"