sábado, 11 de abril de 2009

EL FISCO O EL NUEVO HURACÁN


Cola Loca - La Estafa Del Babalawo - Funny video clips are a click away

Por Arístides Vega Chapú.

¡Ay, qué voy a hacer con mi vida! Retumba en mis oídos, una y otra vez, en ese monótono y pegajoso ritmo reguetonero que repiten sin compasión los más diversos programas de la radio.
¡Ay, qué voy hacer con mi vida!, el estribillo de moda parece haber sido una advertencia, no entendida por mí, de lo que ahora me estaría sucediendo.
Sobre el mes de junio del 2006 los escritores fuimos citados a la oficina municipal de la ONAT para hacernos saber que a partir de esa fecha no tendríamos obligación de hacer Declaración Jurada de nuestros ingresos, pues los organismos retentores –La Uneac, Cultura Municipal, el CPLL, las dependencias de la UPAC– descontarían los porcientos establecidos por la ley sobre estos pagos.
Me pareció lógico. Si es el estado quien nos paga no veía sentido alguno que a finales de año tuviéramos que pagarle al mismo estado un porciento de lo ganado. Desde esa fecha –el 2006– dejé de hacer mi Declaración Jurada y hasta festejé hubiera aparecido una ley que nos favoreciera al sector menos remunerado de los artistas. Terminadas las Ferias del Libro, de regreso a casa después de participar en la feria guantanamera, me esperaba una citación a las oficinas de la ONAT Provincial, donde se me hizo saber que había incumplido con mis obligaciones de pagar al fisco el impuesto sobre las ganancias del 2007. Una multa con el cobro por mora se sumaban a lo debido.
A estas alturas me he leído cuanta ley ha emitido el Ministerio de Finanzas y Precios junto a sus muchas resoluciones como para tener ya hoy claro que se trató de una mala información que unido a nuestro desconocimiento nos convirtieron en incumplidores de una ley del Estado cubano. Ambas, la mala información y nuestro desconocimiento, nos han salido caros, pues ahora debemos pagar una suma incrementada por la mora y la multa establecida por la ley. Lo cierto es que a diferencia de los conductores de carretones y autos, los vendedores de croquetas, los arrendatarios y todos los demás contribuyentes que obtienen sus ganancias del efectivo circulante, por lo que el estado no tendría otra manera de recibir partes de estas ganancias, los escritores solo recibimos pagos del propio estado.
¿No sería menos engorroso, para todos; los organismos y las oficinas de administración tributaria y para nosotros mismos, que solo se nos pagara lo que verdaderamente nos corresponde, sin crearnos una deuda que para muchos se nos convierte en algo impagable más allá de establecer cuotas de pagos mensuales que nos endeudan por todo ese tiempo? La ONAT Municipal de Santa Clara no ofreció la información correcta, nosotros desconocíamos las leyes que regulan esta actividad –lo cual está claro es nuestra responsabilidad– pero más que todo eso se debe estudiar todo cuanto afecta nuestra labor. Las leyes están para organizar un país no para crear malestares. Si antes del Congreso de la Uneac nos quejábamos de los bajos y desiguales pagos que recibimos los escritores, ahora debemos sumarle lo que significa acumular durante todo un año una deuda que en nada se corresponde con nuestras capacidades de pago.
¡Ay, que voy hacer con mi vida! Sigue sonando en mis oídos el reguetón visionario que en su momento no tuvo la connotación de un aviso. Por lo que para mí está claro que a partir de ahora además de estar actualizado con cuanta ley tenga que ver con mi responsabilidad ciudadana y de los pagos que reciba en este año, prestaré más atención a esas letras reguetoneras que parecen tener algo de sabias.

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