domingo, 23 de octubre de 2011

LA OSCURIDAD DEL CIEGO

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.....................I
Yo escuchaba la música que el aire había cortado
oculto en las oscuras señales del invierno.
El rostro de la espuma empuja sobre el cuerno
el temblor de las voces y el pájaro podado.

El delfín, pez, y el aire por el sueño flechado,
torna el ojo graznido, bestia de espuma, eterno
sobrevolar la imagen y sumergir fraterno
la voz en la miel. El pecho de sus filos negado.

Y si volver del árbol retorna al sucio juego,
gozne la rama inmóvil y el cántaro sonoro
vierte, música frágil, suave de espuma. El fuego

que en el aire figura, diosa del aire. El coro
se alza sobre las aguas, la embestida y el oro
y el pez y el vientre trazan la oscuridad del ciego.
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....................II

Los caminos azules mojada recorría,
hollaba, paso breve, del aire penetrado,
el desorden del paso, la huida hacia el dorado
margen de la escultura y el pájaro. Temía

las aguas que la inmóvil figura perseguía
y los pájaros, hombres en el tiempo girado.
La hojarasca y el nervio, sobre el suelo el bordado
del tiempo rememoran la estatua que caía.

El impacto o la burla, la máscara en el muro
que el aliento no elude, que la niña no sueña,
que el ciego recordará. El paso que en lo oscuro

tiende, en el agua yace y la música despeña
sus vestidos. El ciego abre las aguas, sueña
la niña, el paso vuelve mojada al aire puro.
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....................III

El cántaro y la sombra, la desnudez del paso
y el árbol que tendido la pierna no rozara,
vuelven la voz al ángel. Las flechas que lanzara
el ciego a tientas hieren la música. El abrazo

del podio al hueco sucio que abriese en el regazo
del aire la figura, es el dios que bordeara
la luz, es su coraza. Si el dardo penetrara
su pecho, quién la salva; quién recuerda el pedazo

de sombra que sangrara. El pájaro es la herida,
el pájaro, el enhiesto sabor a muerte, orquesta
ceñida al puro mármol que el paso breve olvida.

El pie bordeando el agua, rasgado el golpe asesta;
no pisa el fiero dardo, quebrada la ballesta
niega el zumbido grave y aún sueña con la huida.

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De La Patria del Espejo, Ediciones Unión, 1994.
La ilustración fue dibujada por Holbein el Joven y grabada por Hans Lükelburger en Lyón, hacia el 1538.
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