domingo, 27 de junio de 2010

NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS: Nostalgia de Miami

Por Olga Connor
.En una reciente visita poética a la Zu Galería, Néstor Díaz de Villegas nos hizo sentir su nostalgia de Miami, reuniendo a amigos de distintos grupos y barrios y de distintos periodos históricos. El es buscado por su gente cuando viene de regreso a esta ciudad, aunque es de esos seres con los que apenas se puede contar. Vive en otras esferas. El grupo que se concentró fue parte de la “intelligentsia” literaria y plástica de Miami, aunque también había algunos “guillados”. ¿Pero es que alguien se iba a perder aquel regalo de diversión poética?
Heriberto Hernández recordó que Néstor era el único escritor que ha ido a la cárcel por haber escrito un poema: Oda a Carlos III. Y añadió: “Las páginas de sus libros son manuales de supervivencia, cuadernos de apuntes en que se da fe de naufragios y coronaciones''.
Néstor llegó a esta ciudad como ex preso, un poco antes del Mariel, pero él se considera de aquella generación. “Llegué a Miami a los 23 años de edad”, dijo, “y enseguida mandé mis poemas a Severo Sarduy”. Al correr los años 80 una extraña estética corría por sus venas después de sus experiencias con la droga, lo que produjo los versos de La edad de piedra, libro publicado de modo rudimentario y con pocos ejemplares. El título le viene de un largo poema “épico” en diferentes cantos, al que le siguen una serie de sonetos. Néstor dijo que eran sobre actividades ilegales, pero ajustados a una forma estricta, como la de un reconocido poeta español del siglo XVII. “A Francisco de Quevedo y Villegas lo considero primo lejano mío”, dijo, con ese sentido del humor ácido que lo caracteriza.
“En sutiles espejos sepultados / y en cunetas de cuestas corroídas / encima del pelo debajo de la espina / ocultas tu simiente de relajo” es la primera estrofa del primer soneto, una canción irrespetuosa sobre la vida que llevaba entonces. Uno hubiera creído que quiso experimentar todas esas marginalidades para poder escribir sobre ellas.
El afán de “sonetero” sigue en Vicio de Miami, un libro delicioso, que describe al “pueblo”. En esa época se metía a menudo en la biblioteca nueva -ya no es tan nueva- del downtown, viendo reproducciones de los frescos de Mantegna y las obras en San Antonio de Padua. Estaba enfermo y condenado a morir y creía que nunca saldría de Miami. Luego, milagrosamente, pudo ir a ver esas obras en persona. En Confesiones del estrangulador de Flagler Street, que le editó e ilustró Ramón Alejandro, hay un poema sobre esa biblioteca, y también otro dedicado a José Lezama Lima, La perfección que muere de rodillas, en el que arremete contra la oscuridad en las creaciones del venerado poeta.
Uno de los poemas leídos aquella noche se ha publicado en “Letras Libres”, en junio, y tiene que ver con la fascinación del escritor con la ciencia y la metafísica, John Horgan cargando a Stephen Hawking. El contraste entre la magnitud de los logros científicos de Hawking, y su debilidad física ante el periodista hacen el contrapunto de una pieza que le hace honor a su creador, poseedor de una ironía cínica y despiadada. Finalmente, leyó los poemas La fuga de Fulgencio y Manzanita, del libro Héroes, queriendo imitar la voz de Agustín Tamargo y de Armando Pérez Roura, poemas satíricos de la vida nacional cubana que justifican mi calificativo de Néstor como el “poeta maldito” de Miami.
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16 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si está fuera de contexto, pero la cita que recoge Olga de Heriberto, donde dice que Néstor fue el único escritor que fue a la cárcel por escribir un poema, es borrar de un plumazo a muchos otros poetas encarcelados por la misma causa, comenzando por Padilla.

Néstor Díaz de Villegas dijo...

Padilla nunca fue a la cárcel! Estuvo "castigado", eso es todo... que no es poco, claro!

Anónimo dijo...

Yo tenía a Villa Marista como una prisión (horrorosa y cruel), pero parece que estaba equivocado. Era un hotel de cinco estrellas.

Manuel Sosa dijo...

Pero no os preocupéis, que del futuro dominado por las máquinas vendrá el Literary Terminator (en algún punto de los años setenta) a impedir que la Sra. Connor desarrolle su vocación de cronista.

"I'll bee bakk!"

Anónimo dijo...

Otra cronica churrupienta de la Conor. Y eso que Nestor es su amigo. Con amigos asi, no quiero enemigos.

Néstor dijo...

Padilla estuvo en la Villa Marista, es cierto, que no es un hotel de cinco estrellas: yo pasé 30 días allí. Después Padilla fue "separado" de la sociedad, y enviado, por cierto, a Cumanayagua, a cumplir un año de reclusión en una granja de un ex millonario cumanayaguense, Fernando Gómez. Mi padre fue el encargado por el partido de encontrarles albergue a él ya Belkis.

Después de Villa Marista en la Carretera de Camajuaní, yo fui a el Pre-Tensado de Sta. Clara, una cárcel de mayor rigor, tapiada. Y de ahí a Ariza, una alabrada en las cercanías de Cienfuegos, donde estuve hasta 1979.

Eso es todo, cuestión de precisiones. De mi prisión, claro, nadie se enteró. Primero porque yo no era nadie y segundo porque no existía Google. Yo vi huelgas de hambre horribles en el Vivac de Sta. Clara que sucedieron en total secreto, con el desconocimiento del mundo. Era otra época.

Heriberto Hernández Medina: dijo...

La desidia y el descuido son ya un común denominador en cada cosa que escribe Olga Connor. No es por falta de capacidad y según amigos no siempre fue así, pero yo no conocí esa etapa. Imagino que escribir sobre diez actividades todas las semanas para que publiquen la nota de una o dos, no es muy estimulante, pero lo que uno ve es lo que sale y no sólo pierde ella, perdemos los lectores.
Apartando detalles de muy mal gusto como aludir a personas con entrecomillados y adjetivos ambiguos y endilgarle al autor un supuesto “afán de «sonetero»”, me llamó la atención un pasaje que resulta, cuando menos, “traído por los pelos”. Olga no pierde la oportunidad de referirse a un texto que ni siquiera fue leído esa noche para calzar su posición (ya expuesta en una crónica anterior que sí se refería al asunto) en una extemporánea y pueril campaña para resucitar las supuestas “oscuridades”de Lezama, impulsada por el resentimiento y la ignorancia de algunos escribientes del pueblo.
Lo cierto es que la lectura de Néstor Díaz de Villegas en Zu Galería fue uno de los acontecimientos culturales más importantes en lo que va año en Miami y aunque Olga Connor tenga una visión tan simplista del suceso, al punto de calificarlo de “regalo de diversión poética”, y no haya nadie en el Herald al cual le resulte ofensivo ese detalle, esta ciudad y los hijos adoptivos que en ella vivimos lo agradeceremos hasta tanto vuelva a ocurrir.

Anónimo dijo...

Lo que está en discusión no es si Néstor estuvo preso a no. Lo que se plantea es el dato dado a conocer donde se dice que Néstor es el único poeta preso por escritor. Eso es lo discutible. Pienso en Leandro Eduardo Campa, que también estuvo preso por escribir. René Ariza y hasta escritores fusilados como Nelson Rodríguez, por sólo citar unos pocos.

Anónimo dijo...

La culpa en este caso no es de Olga, sino de Heri. Mi socio, soy tu amigo y se lo susceptible que eres, por eso prefiero decirtelo anonimamente, pero informate bien antes de emitir comentarios como ese. Olga solo plasmo lo que tu dijiste.

Heriberto Hernández Medina: dijo...

"Mi socio, soy tu amigo y se lo susceptible que eres, por eso prefiero decírtelo anónimamente"

Al menos de mi parte, se equivoca usted. Usted no es mi amigo y si creo que lo es, es porque no se de su proceder. Mis amigos me dicen lo que piensan y por eso los quiero. El resto no lo son ni quiero que lo sean.
En cuanto a mi afirmación, muchos escritores han sido encausados, condenados y puestos presos por sus ideas o sus actos, pero el único caso que conozco de un poeta que haya sido encausado y condenado por escribir un poema, siendo este la causal explicita en la causa de su condena, es Néstor. Así lo dije de forma clara y quien haya interpretado otra cosa solo demuestra su espíritu especulativo, lo cual tampoco es malo si no tiene algo mejor .

Anónimo dijo...

Creo que necesito intervenir. En el artículo de Olga se dice que: “Heriberto Hernández recordó que Néstor era el único escritor que ha ido a la cárcel por haber escrito un poema: Oda a Carlos III”. Ahora en el blog, Heriberto matiza: “el único caso que conozco de un poeta que haya sido encausado y condenado por escribir un poema, siendo este la causal explicita en la causa de su condena, es Néstor. Así lo dije de forma clara...”. Si en lo de Olga hubiera aparecido “que conozco”, no hay nada que añadir. Todo está claro. Es posible que Heriberto no conozca otro caso, pero deja abierta la posibilidad de otros que él desconoce. Pero de la manera que está en el periódico, Heriberto es categórico. Eso es lo debatible.

Anónimo dijo...

Palabras de presentación de Nestor Díaz de Villegas en Zu Galeria

por Heriberto Hernández

Alguna vez, en un hotel de provincia, conversaba con un poeta amigo, y nos preguntábamos: ¿Y qué fue de los que se fueron? ¿Nuestros contemporáneos, que estarán escribiendo ahora? Las mejores respuestas, las más gratas, a estas preguntas incontestables entonces, me las dio Néstor Díaz de Villegas (o sus libros, o ambos) años después, ya yo entre los ausentes. Al releer sus textos no puedo dejar de imaginar, qué hubiésemos sentido si los hubiésemos leído en ese momento. Ese espacio vacío, se fue llenado con la lectura sucesiva de una serie de cuadernos suyos, que constituyen la columna vertebral de ese desprendimiento, el más doloroso, de la literatura cubana, que es la poesía nuestra escrita en el exilio. Títulos como Canto de preparación (1982), La edad de piedra (1992), Vicio de Miami (1997), Anarquía en Disneylandia (1997), Confesiones del estrangulador de Flagler Street (1998), Héroes (1998) y Por el camino de Sade (2002), constituyen la obra poética más singular que se haya escrito en esta ciudad en los últimos treinta años. Nadie le ha retorcido el cuello al cisne del lenguaje con tal descaro en nuestras letras, ni ha logrado sacarle el zumo, la esencia, de un modo tan personal. Nadie ha logrado trazar con más acierto el mapa emocional de esta ciudad, que es como cartografiar nuestros innúmeros dolores. Las páginas de sus libros son manuales de supervivencia, cuadernos de apuntes en que se da fe de naufragios y coronaciones. En ellos he aprendido a ver a Miami desde los ojos del que sabe que morirá en esta ciudad, soñando pueblos que en Cuba apenas oímos mencionar. En ellos he aprendido a ver los descosidos de la historia que solo pueden remendar versos llenos de hastío, de dolor, y de esa lucidez poderosa que abre una puerta a cada uno de nosotros.

Néstor es el único poeta cubano, según tengo entendido, que ha ido a parar a la cárcel por escribir un poema. A los dieciocho años su poema, "Oda a Carlos III", lo mandó a prisión y a los veintitrés esa misma sentencia le obligó a abandonar la isla. Ese privilegio terrible es tal vez la imagen más clara de la endeblez del poder ante la nobleza de la palabra.

ODA A CARLOS III

¡Cuántos años presidiste
la antigua avenida
digna y puntualmente!

Y ahora, ¿podrías soportar
el espectáculo de la chusma
que se agita ante tus pies de piedra,
pretendiendo entender
de jerarquías?

¡Oh, viejo amigo, estás
mejor que nosotros!
Tú no tienes que sufrirlos.
No estás ya obligado, como yo,
a ver, a oír, a decir…

Anónimo dijo...
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Manny Lopez dijo...

Heriberto, para mi lo importante es que tu hicistes una presentación muy buena, y que Néstor Díaz de Villegas nos brindo una lectura inolvidable. Gracias a tus gestiones fue una gran noche... y un honor para mi tenerlos aqui. Saludos y Gracias siempre, Manny

Anónimo dijo...

Me alegra leer el texto íntegro de lo leído por Hediberto en Zu. Al decir: "Néstor es el único poeta cubano, según tengo entendido, que ha ido a parar a la cárcel por escribir un poema", todo queda claro.
Eso es lo que esperaba de un escritor serio como lo es Heriberto, que matice, de lo contrario se cae en sentencias concluyentes que no se ajustan a la verdad.
En resumen hay dos cosas para mí. Heriberto leyó un trabajo profesional y dos Néstor no es el único poeta que ha sido sentenciado por escribir.

Heriberto Hernández Medina: dijo...

Una cosa es ser condenado por tener ideas contrarias y escribirlas o por ser un escritor incomodo al sistema y otra ser condenado por escribir un poema y que este sea usado como la prueba y causal de su condena y encarcelamiento. El alcance simbólico le da una dimensión muy especial, que no demerita otros casos, pero lo hace muy singular, al menos para mí, y eso es lo que me hizo destacar este episodio. Gracias Manny, y a todos por comentar, cuestionar y discrepar…
Ofender, no aquí. Hay otros lugares para eso.