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De su libro Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008), que nos hiciera llegar amablemente el poeta peruano Paul Guillén (1976), ha escrito Luis Fernando Chueca: “Leer Historia secreta es aceptar una invitación a abismarse. A dejarse llevar por una violencia que se levanta, en primer lugar, contra uno mismo.” Puede, tal vez, parecer una apreciación desmesurada, pero la lectura nos hace percatarnos de inmediato de la exactitud de sus términos. La fragmentación explicita en la exposición de los textos no hace más que invitarnos a una integración que vaya mas allá de lo formal, de lo tipográfico. La sensación latente de que existe un cordón que puede unir el antes y el después, el origen y el tiempo que vendrá; trenzado con los hilos en que se confunden la tradición lírica y la historia, podría ser el antídoto que nos haga inmunes a la dispersión, a la inexistencia. El poeta ha tirado de esa cuerda y este libro pudieran ser los apuntes de esa aventura.
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¿COMO PUEDE EXISTIR UN INKA NEGRO?
.— No. Lo que es negro es tu alma. Lo que es negro no es el Cuzco ni Bolivia, tu engendras en el vientre de la tierra colores traídos por un puma — son colores que mezclan el verde, el amarillo, el lila. ¿Puedes imaginar un color así? Cuando estés abajo sentirás las pisadas — veras las huellas — sopla mas fuerte tu aliento — que llegué a las cumbres más altas — es cierto — tu quieres subir a la cumbre del Waytapallana y en tu primer intento pierdes un diente tres mil dólares y los zapatos — sientes el frio desde las plantas de tus pies — como sube hasta tus corneas y se enrosca a tu cerebelo — si subieras más alto verías las cabezas de los dioses muertos — a tus perros pastando los campos — a Juan que no se ha ido — que siempre regresa — que vive y martillea tu cerebro — hasta cuando aguantar las humillaciones — porqué no gritar de una vez y para siempre y mantener ese grito como un glacial en la mente de los demás — ¿para qué he venido hasta la cima? Escucha……………………es el zumbido del ave celeste que contempla tu sombra y tu contemplas sus ojos de témpano de iridio — repites: ¿cómo puede existir un Inka negro? — si en las alturas lo negro no produce el vértigo — señalas lo blanco sobre lo blanco, ¿en realidad existe? Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia. No creo. Cierra los ojos, hablemos del mar, de las ciénagas. Ahora, rey negro, empieza tu tiempo.
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.NINGUN LIMBO BAJO EL SOL.
……………..“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol"
.1.
El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en el poema.
Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.
En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre un rosal sanguíneo y curvo.
Tus ojos ven la ebullición de una espina en la cornea, y el poema empieza a sangrar y desfallece de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el mundo que me aprisiona y me asfixia — no poder arriesgar el seso ni las manos menos el silencio, si me acompañaras una noche por este camino verías que lo obsceno es más negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis instancias mis esencias de oro verde.
La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu dolor inasible bajo las formas del absente vive en esa boca callada — evocas la combustión de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos, humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.
Pero tú vuelves al poema.
No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras para encontrarte o perseguirte: "y, sí; Amor es una bella palabra". Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la ponzoña del mundo — nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?
.2.
Dos cuerpos permanecen opuestos en la cama sus sombras respiran junto a la pared, el esp1ritu se va en cada bocanada, la inmateria como prolongación de la Belleza, el primer fuego como extinción del lecho nupcial. Tu cuerpo desnudo ocupa toda la habitación y me aprisiona contra las paredes, no puedo respirar el fuego de tu vientre, debo morder con suavidad esa sustancia, morder porque mi boca necesita del líquido verde de tus pasos contempla como en una cueva una Hera salvaje se inunda de recuerdos y los minerales penetran por sus poros y forman nuevos seres si alguien creciera dentro de ti nunca te darías cuenta del momento de la transformación solo notarias una pequeña cantidad de agua fétida chorreando las iluminaciones, finalmente podría llamarte Sofía pero ¿acaso ese fue tu nombre?
.3.
Podrías decir que lo elemental del habito es bailar con la muerte en una feria provinciana — ese lenguaje mudo en las eses pierde su realidad o tu pierdes tu realidad y te vas borrando, tal Vez, todo esto sea una bella mentira. El celador todo el día no te deja salir del mundo y te hace hablar del peso, del zapato y del astro. Pero tú guardas en tus sesos un pedazo de ala, un pedazo de sol y un pedazo de kilo. Eres el moribundo aquel, el que cae bajo el sol de mayo abatido y su piel arde en cenizas, siempre en descenso, también, eres la victima mayor de un incendio, por eso, tu rostro está roto, cojo, amoratado ¿se nota esa parte en el poema? La poesía como un péndulo ahuecado con casas y citas bordadas en un liquido celeste que no me atrevo a consumir — todo ello parece un signo de inmovilidad, donde los Dioses dejarían constancia de su paso por el mundo mediante el incesto mortal. Lo hemos intuido hace miles de siglos desde otras galaxias y otros símbolos. Habito más que el infierno y me consumo en llamas en esta Villa, herido por la rotación de los planetas que se suceden en el poema horadando la presión y el patíbulo.
.4.
El cielo se derrumba sobre el poema. Son como restos de un naufragio, como una hoja do nuez perdida en la cabeza, como un inmenso túnel pegajoso quo nunca acaba. Para qué sigues mirando al ciclo si el derrumbe lo perdió todo — voltea tu mirada hacia las sirtes del mundo. No poseo la madurez para hablar de tu talento solo puedo hablar del mundo donde habitas junto al silbo de los aires amorosos oh tus ínsulas extrañas oh tus ríos nemorosos no temeré a la fieras y andaré por bosques y fronteras o no seré nunca mas nadie.
.5.
El poema calla su luz no aguanta las molestias de ser una cosa inerte a veces yo mismo me niego y pendo como un hielo desde la torre mas alta. Finalmente, ¿desbrozarás el cáliz de fuego de tus propias palabras? Vivir encerrado sin necesidad de la palabra es como para morirse ahogado en sempiternas corrientes submarinas y, así, resurgir con el verano sangriento amarrado a una camisa de fuerza violado y morado junto a peces de colores.
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6.
Una muñeca de museo te hace una muesca desde el relente de las horas te pide que confieses tu historia secreta — cierras los parpados. Recuerdas toda la historia como en una mano vacía, se te caen pedazos de historia, los desperdicias en la sección sexta, te distraes con el ruido de las teclas, con la picazón de tu cuerpo y te desvías de la noche.
El ojo se abre, lo cierro y se consume, los residuos de luz destierran a los insectos. Soy el único vestigio del vértigo. Soy aquel ser sin rostro que el vacío niega, soy quien anuda su vientre, su páncreas a las palabras, sin órganos, sin rostro y sin deseo. El poema no trastoca el fluir de tus córneas sólo espera que tras los tenues hilillos de luz la sombra de tu ser arda como un árbol de moras líquidas.
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7.
Uñas de vidrio o un cuerpo que se desplaza desde tu pelo hasta los más remotos planetas por la historia secreta, despacio, muy despacio. El balbuceo toca tu lengua, tu tráquea, tu transición. El místico marcado por las pústulas de un encierro en el Convento de las Descalzas. Un mamífero afiebrado por su deseo de ser otro. En la penumbra, sientes los grilletes que te aprisionan, no podrás llegar a la otra margen. El cervatillo de plata jamás lo haré. En la madrugada, los alaridos del marqués rompen la mañana en cautiverio. Tu cuerpo desnudo es como un cristal fuerte, afiebrado y sin revés.
.8.
El paso del cero al uno y del uno al cero cargado del sinsentido por tus riberas transita tu hermosura y mis ojos no lo pueden ver. Repaso el Cosmos con el pié, siento unas letras en mis sesos que se entrechocan y salen chispas, ese no poder asir es mi desesperación. Resisto en mi interior — recuerdo: el poema se vuelve una sombra en tu cabeza.
.9.
Una navaja corta el poema en doce panes desigualas nada se parece a un planeta, un zapato, un tallo, una espina. Fijo la visión en el peine, habito los bajos fondos y descubro que los altos dones nos serán negados.
.10.
El poema se niega a sí mismo, se transforma, se vuelve verde, líquido, savia, tampoco las palabras dicen quienes son o si has muerto en la batalla y nadie piensa en ti, los otros, ellos, los que estén en tu lugar, has muerto y eres otro, he muerto y soy otro, todos estamos muertos, este mundo muerto, estos bosques muertos, esta agua muerta, estos amigos muertos, esta mujeres muertas, estos perros muertos, no quiero ser alguien distinto. El poema se niega a sí mismo: He aquí su eternidad.
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11.
El poema penetra los astros, los tallos, la espina y el zapato. Las esporas sangrientas, franqueando el peso de todos los elementos, relinchan a la hora final de la historia secreta.
.12.
Ah, la historia secreta, entre su cuerpo cavernoso y el poema, nada encontrarás.
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.Paul Guillén: (Perú, 1976) Poeta y editor. Estudió literatura en la Universidad de San Marcos. Ha publicado los libros, La transformación de los metales (TRpode, 2005) e Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008). Realizó las antologías Gesto de Julia Ferrer (2004, en co-autoría con Renato Gómez) y Poesía peruana contemporánea. 33 poetas del 70 (2005), y ha sido antologado en diversas muestras de poesía peruana en México, Argentina, Brasil, EE.UU., Suecia, Ecuador y Colombia. Su poesía ha sido traducida al quechua, portugués, checo y francés. Es el miembro más joven del mítico movimiento poético "Hora Zero" y dirige con mucho éxito el blog y la editorial, Sol negro.
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.— No. Lo que es negro es tu alma. Lo que es negro no es el Cuzco ni Bolivia, tu engendras en el vientre de la tierra colores traídos por un puma — son colores que mezclan el verde, el amarillo, el lila. ¿Puedes imaginar un color así? Cuando estés abajo sentirás las pisadas — veras las huellas — sopla mas fuerte tu aliento — que llegué a las cumbres más altas — es cierto — tu quieres subir a la cumbre del Waytapallana y en tu primer intento pierdes un diente tres mil dólares y los zapatos — sientes el frio desde las plantas de tus pies — como sube hasta tus corneas y se enrosca a tu cerebelo — si subieras más alto verías las cabezas de los dioses muertos — a tus perros pastando los campos — a Juan que no se ha ido — que siempre regresa — que vive y martillea tu cerebro — hasta cuando aguantar las humillaciones — porqué no gritar de una vez y para siempre y mantener ese grito como un glacial en la mente de los demás — ¿para qué he venido hasta la cima? Escucha……………………es el zumbido del ave celeste que contempla tu sombra y tu contemplas sus ojos de témpano de iridio — repites: ¿cómo puede existir un Inka negro? — si en las alturas lo negro no produce el vértigo — señalas lo blanco sobre lo blanco, ¿en realidad existe? Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia. No creo. Cierra los ojos, hablemos del mar, de las ciénagas. Ahora, rey negro, empieza tu tiempo.
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.NINGUN LIMBO BAJO EL SOL.
……………..“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol"
.1.
El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en el poema.
Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.
En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre un rosal sanguíneo y curvo.
Tus ojos ven la ebullición de una espina en la cornea, y el poema empieza a sangrar y desfallece de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el mundo que me aprisiona y me asfixia — no poder arriesgar el seso ni las manos menos el silencio, si me acompañaras una noche por este camino verías que lo obsceno es más negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis instancias mis esencias de oro verde.
La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu dolor inasible bajo las formas del absente vive en esa boca callada — evocas la combustión de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos, humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.
Pero tú vuelves al poema.
No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras para encontrarte o perseguirte: "y, sí; Amor es una bella palabra". Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la ponzoña del mundo — nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?
.2.
Dos cuerpos permanecen opuestos en la cama sus sombras respiran junto a la pared, el esp1ritu se va en cada bocanada, la inmateria como prolongación de la Belleza, el primer fuego como extinción del lecho nupcial. Tu cuerpo desnudo ocupa toda la habitación y me aprisiona contra las paredes, no puedo respirar el fuego de tu vientre, debo morder con suavidad esa sustancia, morder porque mi boca necesita del líquido verde de tus pasos contempla como en una cueva una Hera salvaje se inunda de recuerdos y los minerales penetran por sus poros y forman nuevos seres si alguien creciera dentro de ti nunca te darías cuenta del momento de la transformación solo notarias una pequeña cantidad de agua fétida chorreando las iluminaciones, finalmente podría llamarte Sofía pero ¿acaso ese fue tu nombre?
.3.
Podrías decir que lo elemental del habito es bailar con la muerte en una feria provinciana — ese lenguaje mudo en las eses pierde su realidad o tu pierdes tu realidad y te vas borrando, tal Vez, todo esto sea una bella mentira. El celador todo el día no te deja salir del mundo y te hace hablar del peso, del zapato y del astro. Pero tú guardas en tus sesos un pedazo de ala, un pedazo de sol y un pedazo de kilo. Eres el moribundo aquel, el que cae bajo el sol de mayo abatido y su piel arde en cenizas, siempre en descenso, también, eres la victima mayor de un incendio, por eso, tu rostro está roto, cojo, amoratado ¿se nota esa parte en el poema? La poesía como un péndulo ahuecado con casas y citas bordadas en un liquido celeste que no me atrevo a consumir — todo ello parece un signo de inmovilidad, donde los Dioses dejarían constancia de su paso por el mundo mediante el incesto mortal. Lo hemos intuido hace miles de siglos desde otras galaxias y otros símbolos. Habito más que el infierno y me consumo en llamas en esta Villa, herido por la rotación de los planetas que se suceden en el poema horadando la presión y el patíbulo.
.4.
El cielo se derrumba sobre el poema. Son como restos de un naufragio, como una hoja do nuez perdida en la cabeza, como un inmenso túnel pegajoso quo nunca acaba. Para qué sigues mirando al ciclo si el derrumbe lo perdió todo — voltea tu mirada hacia las sirtes del mundo. No poseo la madurez para hablar de tu talento solo puedo hablar del mundo donde habitas junto al silbo de los aires amorosos oh tus ínsulas extrañas oh tus ríos nemorosos no temeré a la fieras y andaré por bosques y fronteras o no seré nunca mas nadie.
.5.
El poema calla su luz no aguanta las molestias de ser una cosa inerte a veces yo mismo me niego y pendo como un hielo desde la torre mas alta. Finalmente, ¿desbrozarás el cáliz de fuego de tus propias palabras? Vivir encerrado sin necesidad de la palabra es como para morirse ahogado en sempiternas corrientes submarinas y, así, resurgir con el verano sangriento amarrado a una camisa de fuerza violado y morado junto a peces de colores.
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6.
Una muñeca de museo te hace una muesca desde el relente de las horas te pide que confieses tu historia secreta — cierras los parpados. Recuerdas toda la historia como en una mano vacía, se te caen pedazos de historia, los desperdicias en la sección sexta, te distraes con el ruido de las teclas, con la picazón de tu cuerpo y te desvías de la noche.
El ojo se abre, lo cierro y se consume, los residuos de luz destierran a los insectos. Soy el único vestigio del vértigo. Soy aquel ser sin rostro que el vacío niega, soy quien anuda su vientre, su páncreas a las palabras, sin órganos, sin rostro y sin deseo. El poema no trastoca el fluir de tus córneas sólo espera que tras los tenues hilillos de luz la sombra de tu ser arda como un árbol de moras líquidas.
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7.
Uñas de vidrio o un cuerpo que se desplaza desde tu pelo hasta los más remotos planetas por la historia secreta, despacio, muy despacio. El balbuceo toca tu lengua, tu tráquea, tu transición. El místico marcado por las pústulas de un encierro en el Convento de las Descalzas. Un mamífero afiebrado por su deseo de ser otro. En la penumbra, sientes los grilletes que te aprisionan, no podrás llegar a la otra margen. El cervatillo de plata jamás lo haré. En la madrugada, los alaridos del marqués rompen la mañana en cautiverio. Tu cuerpo desnudo es como un cristal fuerte, afiebrado y sin revés.
.8.
El paso del cero al uno y del uno al cero cargado del sinsentido por tus riberas transita tu hermosura y mis ojos no lo pueden ver. Repaso el Cosmos con el pié, siento unas letras en mis sesos que se entrechocan y salen chispas, ese no poder asir es mi desesperación. Resisto en mi interior — recuerdo: el poema se vuelve una sombra en tu cabeza.
.9.
Una navaja corta el poema en doce panes desigualas nada se parece a un planeta, un zapato, un tallo, una espina. Fijo la visión en el peine, habito los bajos fondos y descubro que los altos dones nos serán negados.
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El poema se niega a sí mismo, se transforma, se vuelve verde, líquido, savia, tampoco las palabras dicen quienes son o si has muerto en la batalla y nadie piensa en ti, los otros, ellos, los que estén en tu lugar, has muerto y eres otro, he muerto y soy otro, todos estamos muertos, este mundo muerto, estos bosques muertos, esta agua muerta, estos amigos muertos, esta mujeres muertas, estos perros muertos, no quiero ser alguien distinto. El poema se niega a sí mismo: He aquí su eternidad.
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11.
El poema penetra los astros, los tallos, la espina y el zapato. Las esporas sangrientas, franqueando el peso de todos los elementos, relinchan a la hora final de la historia secreta.
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Ah, la historia secreta, entre su cuerpo cavernoso y el poema, nada encontrarás.
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.Paul Guillén: (Perú, 1976) Poeta y editor. Estudió literatura en la Universidad de San Marcos. Ha publicado los libros, La transformación de los metales (TRpode, 2005) e Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008). Realizó las antologías Gesto de Julia Ferrer (2004, en co-autoría con Renato Gómez) y Poesía peruana contemporánea. 33 poetas del 70 (2005), y ha sido antologado en diversas muestras de poesía peruana en México, Argentina, Brasil, EE.UU., Suecia, Ecuador y Colombia. Su poesía ha sido traducida al quechua, portugués, checo y francés. Es el miembro más joven del mítico movimiento poético "Hora Zero" y dirige con mucho éxito el blog y la editorial, Sol negro.
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