Como ya es costumbre, el inquieto Manuel Sosa publico en su blog un ingenuo post que suscitó una apasionada cadena de comentarios. El poeta Edel Morales, aludido indirectamente, se toma las cosas en serio y sostiene sus puntos de vista con abundancia de argumentos. Como no me gusta excederme cuando estoy de visita, ya en casa, siento que hay algunas cosas que debo abundar. La primera palabra que me viene a la mente es “hechos”, porque cuando los argumentos son usados con habilidad (aunque no sea este el caso) se puede suspender en el aire la basílica de San Pedro. En tal punto decidí continuar la conversación acá, o en su blog si él lo prefiere.
Estimado Edel, falta de argumentos aparte, que siempre hay, y gentes que adolezcan de ellos acá y allá, y otros que echan sal para anegar en trivialidades cosas serias, tengo que abundar y con el respeto de siempre citarte:
“Además, para tu información, en este país (Cuba) se aplazó indefinidamente la pena de muerte, más o menos mientras en alguno de esos estados (de USA, por supuesto) achicharraban a uno más en la silla eléctrica, y según testimonios confiables de quienes visitan las cárceles (de Cuba) no son el horror que ustedes pintan."
No puedo dejar de comentar esta frase aunque creía haber dicho todo lo necesario sobre este tema y el “más o menos” te deja una puerta de escape. Por suerte no tengo que hacer mucho esfuerzo para estar de acuerdo contigo en algo. Me has dado la oportunidad que pensé nunca llegaría. La pena de muerte me parece brutal, a pesar de que acá se presume la inocencia y se le dan al acusado todas las garantías procesales. Gracias a eso, hay miles de condenados que pasan largos años en “el corredor de la muerte”, mientras los abogados, privados o de oficio, agotan hasta la ultima posibilidad legal para demostrar su inocencia. A algunos los “fríen” a fin de cuentas, otros salen en libertad aún siendo culpables. Ningún sistema es perfecto, como no lo son los hombres que los representan. Lo importante es la esencia de la ley. Eso es en lo que no puedo estar de acuerdo contigo de ningún modo, como tampoco en la inexactitud de tu planteamiento que puede hacerte parecer falaz o desmemoriado.
Remitámonos a los hechos. Hace apenas cinco años, amigo Edel, fueron fusilados Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luís Martínez Isaac. Fue el 11 de abril de 2003. Apenas se vieron fotografías suyas. No les escuchamos hablar. No escribieron pésimos poemas que, Ángel Cuadra (es el que me viene a la mente) u otro connotado poeta de la “mafia de Miami” pudiera prologarle. No recibieron visitas ni hubo posibilidad de pagarles un abogado. Tan sólo sabemos que fueron fusilados. Las dos turistas francesas de origen magrebí, Deborah Jaoui y Sonia Arbib, implicadas en el secuestro de la lancha declararon que Fidel Castro en persona les había asegurado que sería magnánimo con los secuestradores. Pocas horas después se declararon conmocionadas por los fusilamientos.
Tal sigue siendo la tragedia de Cuba. El juez único, el acusador hegemónico, el fiscal todopoderoso, magnánimo ante las victimas extranjeras, al quedarse solo reconsidera su promesa y baja el pulgar. La suerte de “los tres pobres negros", como dice la prensa acá, (lo de “tres” está claro, lo de “pobres” es casi sinónimo de cubanos y lo de “negros” no puedo asegurarlo) estaba echada. La sentencia de muerte emitida por el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana, Sala De Los Delitos Contra La Seguridad Del Estado (sentencia numero once del dos mil tres) está fechada “en la ciudad de la habana, a ocho (8) de abril del año dos mil tres”. Tres (3) días, amigo Edel, sólo tres (3) días antes de que los fusilaran. Creo que algunos intelectuales cubanos firmaron cartas y documentos, no sé quienes ni cuántos, no sé si tú entre ellos, pero no vale la pena hablar de eso porque sabemos cómo se hace eso en Cuba.
Definitivamente estoy contra la pena de muerte, pero sobre todo, contra el poco respeto a la vida. Ahora, amigo Edel, solo me queda preguntarte:
Remitámonos a los hechos. Hace apenas cinco años, amigo Edel, fueron fusilados Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luís Martínez Isaac. Fue el 11 de abril de 2003. Apenas se vieron fotografías suyas. No les escuchamos hablar. No escribieron pésimos poemas que, Ángel Cuadra (es el que me viene a la mente) u otro connotado poeta de la “mafia de Miami” pudiera prologarle. No recibieron visitas ni hubo posibilidad de pagarles un abogado. Tan sólo sabemos que fueron fusilados. Las dos turistas francesas de origen magrebí, Deborah Jaoui y Sonia Arbib, implicadas en el secuestro de la lancha declararon que Fidel Castro en persona les había asegurado que sería magnánimo con los secuestradores. Pocas horas después se declararon conmocionadas por los fusilamientos.
Tal sigue siendo la tragedia de Cuba. El juez único, el acusador hegemónico, el fiscal todopoderoso, magnánimo ante las victimas extranjeras, al quedarse solo reconsidera su promesa y baja el pulgar. La suerte de “los tres pobres negros", como dice la prensa acá, (lo de “tres” está claro, lo de “pobres” es casi sinónimo de cubanos y lo de “negros” no puedo asegurarlo) estaba echada. La sentencia de muerte emitida por el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana, Sala De Los Delitos Contra La Seguridad Del Estado (sentencia numero once del dos mil tres) está fechada “en la ciudad de la habana, a ocho (8) de abril del año dos mil tres”. Tres (3) días, amigo Edel, sólo tres (3) días antes de que los fusilaran. Creo que algunos intelectuales cubanos firmaron cartas y documentos, no sé quienes ni cuántos, no sé si tú entre ellos, pero no vale la pena hablar de eso porque sabemos cómo se hace eso en Cuba.
Definitivamente estoy contra la pena de muerte, pero sobre todo, contra el poco respeto a la vida. Ahora, amigo Edel, solo me queda preguntarte:
- ¿Desde cuando “se aplazó indefinidamente la pena de muerte” en mi país?
- ¿Estoy desinformado o “es más o menos" ?
- ¿No matarán más “negritos” o “blanquitos”, o simples cubanos desesperados por salir del paraíso?
- ¿Desde cuando puedo dormir “más o menos” tranquilo con tan buena noticia?
En cuanto al estado de las cárceles, no puedo decirte nada, porque por suerte no las he visitado, pero dado el estado de los hospitales, que si he visto y que son el orgullo de la revolución, imagino que no son algo como para enorgullecerse y, remitámonos a los hechos de nuevo, viendo como arrastran a las “damas de blanco” (sus mujeres e hijas) ante las cámaras de la prensa, me imagino lo que le harán a los más de trescientos (300) presos políticos cuando nadie los ve. Y como es un hecho que estamos hablando, me encantaría poder hablar también con otros cubanos, que debe haber alguno que quiera hacerlo y a lo mejor no puede. ¿Será porque simpatiza más con mis ideas que con las tuyas?
Foto de archivo.
1 comentario:
Heriberto:
Este HECHO aparece en casi toda la prensa mundial. Supongo que vean algo de la información que se origina en Cuba y recoge la prensa mundial, o no? Sean medianamente objetivos, por Dios. Bueno, también El Nuevo Herald hace referencia. Ya sabes que desde el 2003 acá en los 50 estados le han aplicado la pena de muerte a más de ¿cuántos? No sé, pero a finales de abril uno murió ejecutado. Sin considerar los que no tienen pena de muerte pero mueren ¿en Irak, un millón de entonces acá? En fin es una discusión loca, pues a ninguno de los dos nos gusta la pena de muerte. Pero de verdad que ese retorcimiento que les siento con todo lo que es Cuba hoy parece muy innecesario, muy hostil y muy improcedente.
Suerte,
Edel
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