martes, 17 de junio de 2008

INCURABLE

Leo un correo que un gran amigo me envía desde Cuba. Entre otras cosas me contaba: “…hoy recibí un correo de… (1) …invitándome a una lectura de (Alberto Rodríguez) Tosca, que está en La Habana de visita, en el que me comenta que lee tu blog. Yo no podré estar en esa lectura, aunque me hubiera gustado mucho…”
No puedo negar que a mi me hubiese encantado escucharle. Es más, me hubiese gustado estrecharle la mano, decirle que alguna vez sentí también esa sensación que describió, con tan descarnada honestidad, en su crónica “1999”, escrita para el proyecto “Siglo Pasado” de “La Gaceta de Cuba”. Todos nos hemos descubierto alguna vez “pegando versos como se pegan ladrillos” y hemos desempolvado “unos papeles viejos que alguna vez pretendieron ser una novela” para llenar el vacío. Decirle también que esto es como una enfermedad y que, desde que leímos “Todas las jaurías del rey”, estamos convencidos de que, quien escribió esos versos, está enfermo de un modo incurable.


ERAN LABIOS OSCUROS Y PALABRAS OSCURAS
Eran labios oscuros y palabras oscuras.
Inventarios dormidos y balanzas de dudoso equilibrio.
Eran pasos cruzados y sueños y vigilias. Y vigilias
pérdidas y sueños restaurados. Eran mapas y mapas.
Ciudades y secretos. Un forastero hablando de la vida.
Era la vida. Una guerra mundial en un retrato
en que mi madre está triste y yo estoy muerto.
Era un caballo blanco y un número infinito.
El juicio de la noción y de la mascara.
Noción del cielo máscara de un dado.
Era mi hermano que me iba a perdonar
pero no entonces sino un día.


AHORA NO SOMOS MÁS

Ahora no somos más la cáscara el alivio
de la muerte la delicia del gesto
del que va a morir no somos más
la hora y la pericia del corazón en la sorpresa
no somos el agua que resbala
y sale del estanque (a dónde) no somos
una escalera otra entre dos casas
abiertas al descuido del mundo
no somos el ascensor llegando
a qué puerta probable abran no somos
el asesino ni el amante que llegan
todos los días a esta hora el ascensorista
que pregunta a qué cielo pero no somos dios
si fuéramos el avance de otra nada
la cercanía del susto la posesión del hilo
entre una boca y un ojo si fuéramos
el hijo de los padres el inicio de un tiempo
amplio como los vórtices del fuego
el esperado el esperando si fuéramos
el héroe si fuéramos el vidrio de las heridas si fuéramos
la posibilidad de la cáscara el alivio
de la muerte la delicia del gesto
del que va a morir en nuestros brazos.

1- Poeta cubana, que me honra visitando este blog.

ALBERTO RODRÍGUEZ TOSCA: Artemisa, La Habana, Cuba, en 1962. Poeta, ensayista y narrador. Ha publicado Todas las jaurías del rey (Premio David de Poesía, 1987), Otros poemas (Premio Nacional de la Crítica, 1992), El viaje (Ediciones Catapulta, Colombia, 2003), Las derrotas (Ediciones Unión, 2006). Sus poemas y cuentos han aparecido en antologías publicadas en Cuba, España, Argentina, Méjico, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Austria, Italia y Estados Unidos. Reside en Colombia desde 1994. Dirige un taller de escritura en la Casa de Poesía Silva.

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