viernes, 5 de septiembre de 2008

ALCANZADO POR “FUEGO AMIGO”

Fugar “sin alas”, esa puede ser una opción, ante el espejo. Suerte de Narciso, repetido cada noche por el azogue de un espejo distinto. Fugar, Narciso siempre el mismo, ante la inminencia de una almohada que habrá de devorarle. Y es que en el vidrio se aposenta una tinta viscosa, esa que sólo devuelve una imagen que es la imagen negada, la del otro, que puede ser hoy y mañana no serlo. El otro, que puede ser Otelo y Yago a un tiempo, y que siempre muestra las manchas oscuras de una tinta indeleble que no cesa, que no renuncia.
El papel, o sus sucedáneos, son un pretexto. Al final siempre se está escribiendo sobre el vidrio: algunos aprietan la letra, una escritura que roba todo lugar al vacío, al vidrio, como si cubriendo de tinta todo el espacio posible, no pudieran ver su rostro reflejado; otros cubren todo de tinta para esgrafiar finos trazos, escritura leve, levedad sustentada por el miedo de ver al otro lado el rostro que ya no pueden tolerar, la amabilidad de una sonrisa, que esbozan a diario y que ya no quieren constatar.
Fugar, dar la espalda, no verse. Quien puede decir que no es poético elevarse sobre las aguas de un espejo que sólo acuna monstruos, aunque sean los propios. Pero el vuelo, en su connotación simbólica más abstracta, implica deshacerse de la sombra. Fundar en el espacio una nueva entidad que no proyecta sombra sobre nada, cortar todo nexo con el yo impuro que tiene los pies en la tierra. Con ese que recibe el sol en el pecho (o en la espalda) y hace sombra, aunque esta sea mínima.
Nadie ha vuelto para contarlo y no podemos convocar a nadie, pues cuando se ha renunciado hasta a la sombra, entre la innumeras pérdidas está el nombre. ¿Cómo llamarle entonces? ¿Cómo convocarle para que se acerque y nos cuente? Vano. No sabemos incluso si alguien lo ha logrado. En tanto, cada noche, el espejo cobra su diezmo. Durante el día, vuelve al inicio y dibuja sobre la superficie del agua una parábola, Onán progenitor de gestos baldíos, en que el placer está sólo en negar.

NOTA: En la jerga militar se denomina “fuego amigo” a los disparos provenientes del propio bando. Este tipo de incidentes suelen estar producido por errores, casi siempre humanos, debido normalmente a fallos en la identificación del objetivo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sosa?

Isis dijo...

Infinitamente bello este texto, querido Heriberto.

L. Santiago Méndez Alpízar / Chago dijo...

Dale 3 de estos...