miércoles, 10 de septiembre de 2008

CASA QUE FUERA


Junto a la glorieta, olvido de los dioses,
vibrando en su pagana soledad la ciudad duerme,
se tiende junto al humo impasible
que sólo la música del órgano desnuda.
En el rencor del tiempo ya olvidado
los poetas
escuchan aún el sonido de las maquinas
rompiendo la magia del agua en los ramajes.
No puedo recordar cómo es que aún se alza,
casa fría en el polvo de la memoria;
no puedo recordar
si sostenida por armarios de polvo somnoliento
se alza en la turbia soledad
de la ciudad su rostro provinciano.
Sólo una sombra es, magra la historia,
mostrando sus emblemas etéreos,
sus anunciadas ruinas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un testigo será suficiente, aún sin la palabra, aún sin la fiebre de la palabra viva. No será este el tiempo de evocar la frase que dará sentido. Elevar los muros, rehacer el templo que limita la extensión y hace propia la imagen clavada en el espejo, hará posible sostener la duda y encontrar la cálida mano, la otra mano, la mesa de compartir la leche agria después de la entrega sostenida.
Elizabeth

Margarita Garcia Alonso dijo...

escrivano de una isla a la deriva...
margarita garcía alonso