domingo, 14 de septiembre de 2008

UNA U OTRA PUERTA


Tras una u otra puerta puede estar tendida la fiera,
la muerte en su total concepto.
Tras la madera, en la que aún puede sentir
la soledad de un árbol,
una mujer sostiene un frasco de aceite,
una vasija de agua fresca.

Una breve espada para cortar la inminencia del zarpazo,
el aliento del animal que buscará en su cuello
el sendero olvidado
en que se confunden las frondas
y el silencio de una noche aún más larga.

Puede el halcón trazar un arco
desde el puño enguantado
hasta el férreo silencio que sostienen
largas lanzas de fresno hiriendo el aire.
Puede volar pausado cortando el ya intangible olor del miedo,
de izquierda a derecha,
hacia el portón también cerrado de occidente.

Es el eterno filo,
el cortante filo del vidrio en que bebimos.

2 comentarios:

David Lago González dijo...

Mucha fuerza, intensos, los prefiero así (los poemas, I mean)

Heriberto Hernández Medina: dijo...

Estimado Sr. Lago, agradezco su ya repetida amabilidad. He visitado frecuentemente sus blog, giado por amigos comunes. Agradezco sus visitas por este sitio.