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Mírame, madre, y por tu amor no llores:
Si esclavo de mi edad y mis doctrinas,
Tu mártir corazón llené de espinas,
Piensa que nacen entre espinas flores..Este poema es una dedicatoria que Martí inscribió para su madre en esta fotografía con el traje de presidiario, con grillos al pie, cuando fue destinado a la I Brigada, con el número 113, el 28 de agosto de 1870.
Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. ¡Ojalá pueda algún día velos a todos a mi alrededor, contentos de mi! Y entonces sí que cuidaré yo de usted con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza.
La bendición. Su J. Martí.
Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.
Última carta que José Martí escribió a su madre, Leonor Pérez Cabrera, desde la ciudad de Montecristi, en República Dominicana, el 25 de marzo, 1895.
Si esclavo de mi edad y mis doctrinas,
Tu mártir corazón llené de espinas,
Piensa que nacen entre espinas flores..Este poema es una dedicatoria que Martí inscribió para su madre en esta fotografía con el traje de presidiario, con grillos al pie, cuando fue destinado a la I Brigada, con el número 113, el 28 de agosto de 1870.
Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. ¡Ojalá pueda algún día velos a todos a mi alrededor, contentos de mi! Y entonces sí que cuidaré yo de usted con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza.
La bendición. Su J. Martí.
Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.
Última carta que José Martí escribió a su madre, Leonor Pérez Cabrera, desde la ciudad de Montecristi, en República Dominicana, el 25 de marzo, 1895.
2 comentarios:
gracias Heriberto.
No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.
Gracias por esta reseña; la disfruté muchísimo. Eran para mí desconocidas estas cartas a su madre, ya que siempre se enfoca uno en Martí patriota, ensayista y poeta, con reseñas en varios de sus trabajos a su hijo. No obstante, con este enfoque a lo personal usted me regala un Martí de carne y hueso, humano, no un ídolo.
Saludos,
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