Unas palabras sobre la poética de Raúl Ortega
Por Elena Tamargo
A veces hay algo conmovedoramente resignado en el modo como algunos poetas dan por terminadas sus obras. Es como si sólo se hubiera enunciado una vez y eso fuera presupuesto tácito de todo lo que se diga después. La suave humildad de ese mensaje silenciado es siempre el rumor de los gestos con los cuales se desprenden de sus obras. Para ellos, el arte es, como todo lo demás, una forma de manifestación de la vida; las exigencias a las que tienen que someterse son, entonces, éticas, y la ética no exige sólo aplicación artística, sino también la reflexión sobre si ese arte aportará a la humanidad utilidad o perjuicio. La poesía está determinada por las circunstancias de la época más intensamente que cualquier otro arte, y a menudo esas circunstancias pueden leerse como el estado de ánimo del destino, dominando por dentro y por fuera. Ser un hombre bueno tal vez sea un azar feliz, pero no siempre tiene consecuencias favorables para la vida misma. En todo caso, llega a crear una aristocracia, instituye distancias entre los seres: la más segura aristocracia, tan segura que por ella no se puede sentir orgullo alguno, pues es del alma.
Hay una raza de poetas para los cuales vivir tiene sentido sólo desde la poesía. Decía Hölderlin que “es poéticamente que el hombre habita esta tierra"; pero bien sabemos que para eso hay que desentenderse de la reminiscencia que despierta a la razón, y estar en vela. Para vivir así, hay que delirar, hay que anticiparse, hay que saber que existen cosas a las que no queda más remedio que ser leal hasta la muerte, una vez que las hemos descubierto. Raúl Ortega es de la raza de poetas que saben que el primer lenguaje tuvo que ser delirio. Él se comporta rebelde ante las cosas que son hechura humana; siente la angustia de la carne, su ceniza; es humilde, reverente, nada exige. Es un hombre bueno. Vive según la carne: la conquista, la ensimisma y la hace dejar de ser extraña.
Con estos antecedentes, surge el mundo de las mujeres en la poesía de Raúl Ortega, por una fusión de crudeza y sentimiento, como algo que está obligado a quedar eternamente sin satisfacer. Lo que es segura autoconciencia de la fuerza vital, de la “frágil felicidad", al decir de Todorov, es también un consciente gustar de la belleza que se aja.
Las mujeres fabrican a los locos es un libro del amor nacido en la dispersión de la carne. El rasgo esencial de esta poesía es la absoluta inseguridad de la vida en todas sus exterioridades y la firmeza entera cuando se trata del alma. La felicidad de esta poesía viene tan de fuera como la no felicidad. Es el tono de una generación que empieza a sentirse insegura, y para expresarlo, al poeta le sirve más el tono narrativo, que muy bien domina, y la dicción oral, ese “modesto resto de la cultura épica".
Estos poemas son un ciclo, completándose unos a otros, explicándose, reforzándose, mitigándose y refinándose, con sólo los reflejos anímicos para dar testimonio de los acontecimientos; sólo el extravío, no adónde habría llevado el camino, y soledad, mucha soledad. El poeta habla siempre de sí mismo. No se ruboriza, su lírica no es casta, es descarada, lo cuenta de sí todo, en una suerte de impresionismo de lo típico. Antes, la vivencia era concreta y el poema era su tipificación; la vivencia era tangible y su representación típica. Raúl Ortega tipifica la vivencia antes de pensar en hacerla poesía. La vieja lírica era poesía de ocasión, así la llamó Goethe, y su forma era tal vez por eso la más sencilla; la esencia de la poesía actual se hace su propia música, pero es curioso que si bien la vieja lírica era la que más intensamente hablaba a la muchedumbre, ésta que hace Raúl también habla a una muchedumbre cuya “ocasión” ya se torna muy larga y dolorosa.
Si bien hay elementos de un cercado localismo y piropos de cifrado entender cubano, esta poesía está escrita para un solo ser y sólo uno puede leerla. Pero mientras que las canciones de Heine o de Stefan George (es un ejemplo), oídas en un concierto, no habrían herido nunca a nadie, estos versos no podrían oírse más que de alguien muy próximo y quedar herido.
Cercanía y lejanía significan aquí la alternancia de narración y silencio. Hoy lo narramos todo, lo narramos a uno, y Raúl nos narra a nosotras, las mujeres cubanas; nos descubre, nos avergüenza y nos mima. Creo que a todas, al menos las de mi tiempo, nos han faltado mimos, como nos han faltado otras tantas cosas. Raúl lo ha entendido todo como una de nosotras, y su suprema comprensión es un asombro.
¿De qué clase son las tragedias de las mujeres que fabrican a los locos? Son las tragedias silenciadas, la eterna despedida del epílogo, con cada simpatía fugaz. Esta mujer de su poesía no es la buena madre de sus hijos, llamada naturalmente a sentir con ellos sus alegrías y sus desdichas, y a no separárseles nunca. Ni siquiera es la Diotima de Hölderlin o la Margarita de Faust. Estas mujeres están solas en la naturaleza, en insalvable y mortal soledad. Sin embargo, esta lírica, que es de las aproximaciones anímicas, también lo es de las amistades, eróticamente fuerte como es la amistad. Y en su final, se sabe sólo que algo deja de ser, que algo se acabó, como en el cine cuando se acaba la película y todo se queda oscuro. Hay, sin embargo, en esta poesía algo de aristocrático, un gesto tal vez no ejecutado que aparta el suspiro, porque ésta no tiene lamentos; con los corazones desgarrados, pero no llora. Estas mujeres son también las mujeres de Atenas, aunque de otro modo.
Aristóteles decía que la poesía es más filosófica que la historia, y al menos esto podría sustentarse en el hecho de que la poesía cuenta lo que siempre puede suceder, y cuenta además lo universal, clara tarea de la filosofía. Los poemas de los cuales hoy hablamos no inventan nada, son lo que Walter Benjamin llamaba “lo convertido en poesía”. Cuando la palabra poética sale y está ahí, es el poeta quien se desenrolla de ella. Esta palabra poética es ella misma, en el sentido de que no existe otra cosa para medirla; es respuesta, lenguaje en el que coinciden la palabra y la cosa; réplica que permite oír también aquello que no se dice, pues esta poesía refiere la cotidianeidad amorosa de un ser para quien está agotada la posibilidad de un sentimiento que equipare naturalmente la vida con el juego. Son vidas, las descritas por el poeta, que evitan toda constricción, porque ésta las aplastaría, huyen de cualquier otro combate que no sea el del amor, porque en el resto de los combates sólo podrían ser las vencidas de cada batalla. Son amores comprados o regalados por fugaces estados de ánimo. Son amores que van de los azares a la necesidad.
Todo esto dicho desde la cercanía al diálogo pero con “afirmación”, al decir de Gadamer, quien hace una distinción entre poesía y diálogo, mediante la producción de sentido. Pero fue Platón quien designó el pensamiento como el diálogo del alma consigo misma. En Raúl Ortega no se produce contradicción entre poema y diálogo, porque él privilegia el instante, y el diálogo vive del favor del instante. Aunque su poética responde más estrictamente que otras a la época de poesía semántica en que vivimos, él no se aparta nunca de la metáfora y tiene un tono, lo cual es mucho más importante en un poeta que muchas otras cosas.
En la obra de Raúl Ortega, el lenguaje y la emergencia de lo que anuncia dan testimonio de una realidad común que no necesita más legitimación; un lenguaje propio es lo que resulta muy importante para un poeta.
El tono de esta poesía es el de la designación, del homenaje, implica un reconocimiento de algo superior, en una escala que se despliega desde la admiración hasta la veneración, una palabra, esta última, hoy desprovista de sentido, pero en él, rehabitada para nombrar lo femenino. Sus poemas son himnos, una llamada a los testigos, una interpretación de signos y mensajes que garanticen el ser de lo único que este poeta considera divino.
Dice la fenomenología que revivimos leyendo nuestras tentaciones de ser poetas. Yo, leyendo a Raulito, revivo la tentación de ser mujer.
UNA MUJER ES ALGO SERIO SI NO LLEGA
Nunca dejes en la superficie a una mujer
es como instalar una bomba en un cine de niños
Si prometes abortarle la lluvia
no puedes dejarla encajada en la sequía
si presentas credenciales de rabia
no puedes olvidar la baba en el pantalón que te quitaste
si te la das de barítono
a la hora del canto no puedes ser falsete
Tiene derecho si no llega
a buscar la humedad en algún sitio
donde no vea al ojo que mintió
ponerse su vestido de uñas
salir a botar los papeles del baño
recordarnos
que nuestro gigante es gigante por mandato de ellas
que no se comporte como un estúpido conejo entre la hierba
que no se vuelva un asqueroso vomitando
antes de hallar la luz que fue a buscar
en ese kiosco no se venden los jugos
se obsequian
si logras con caricias que bostecen sus piernas
Una mujer para que vuele
hay que meterle todo el cielo en los ojos
enterrarle también el hacha en la memoria
Sólo entonces se quitará el cartel
para que tu batuta pise el césped
comience el concierto de gemidos
y aparezca como camino la baranda
sin importar que pueda haber un puente
LAS MUJERES FABRICAN A LOS LOCOS
Las Mujeres fabrican a los locos
nos mantienen gorditos
con los trasplantes de los vellos del pubis al bigote
con la historia de pechos blanquecinos tras la tela mohosa
Sacamos el cuerpo por la ventanilla para verlas pasar
y un camión nos arranca la cabeza
Algunas te envían un carnicero a trabajar dentro del corazón
otras te alimentan con una cucharada de sal
después te llevan a correr por el desierto hasta llegar la noche
y prenden entre sus piernas un farol del que gotea agua
A ellas les debemos
la humedad más perfecta derretida en la cara
las únicas vacaciones tranquilas que se pueden pasar en esta época
nueve meses en el hotel más confortable
Adoro las que habitan los prostíbulos
algún día me iré a vivir con ellas
les fregaré los platos para que puedan menstruar plácidamente
copularemos en el aire
y los niños caerán a la tierra con los dientes afuera
Vino a buscarme la pandilla de los libidinosos
les dije
ya habrá tiempo de llenar los colchones de espuma
es hora de cambiar el miembro por algún extintor que las proteja
porque nos vamos quedando sin piezas de repuesto
No basta antologar la boca en numerosas pelvis
ni agradecer el sabor a cobre y peces adobados
si a veces parecemos esquimales sin poder derretirnos sobre ellas
por temor a enterrarnos una esquirla en las nalgas
Me llora un ojo
el otro habita en sus rodillas vigilando la altura
Cuándo podré tirar los espejuelos que tienen amputada mi memoria
Con caderas me funciona el cerebro
pero me falta fondo donde anclarlas
La eyaculación pide el último de los desempleados
sus guerreros añoran las costas de sol gelatinoso
Todo el aire de la noche cabe en una botella de vinagre
Se aburre la lengua de su propia saliva
mientras que la demencia hace guardia en las esquinas por donde asoma el muslo
y sólo aparece el muñón sobre la rueda
y sólo aparece el fémur sin la envoltura
Las Mujeres fabrican a los locos
y preparado estoy para un encierro interminable detrás de cada pierna
pero hay otros gritos en el aire
que no me dejan concentrarme
CONFERENCIA EN EL AULA MAGNA
A veces me avergüenzo de ser un animal que posee dos manos
pero hay cada Mujeres acabaditas de salir del horno
que te dejan mirando como la mantequilla del corazón se te derrite
Dan ganas de mudarse a la cueva del topo
a esperar que el raciocinio te despierte a patadas
te explique que una Mujer abierta hasta la nuca
es el mejor lugar para que el hombre aprenda a comportarse
Cómo va a pretender untarla de una grasa
que mezcló con el agua que tiene el cerebro
Está negado entrar a una Mujer con los zapatos puestos
la época y sus problemas te pedirán carné
Estamos a dos cuadras de Marte y la Tierra da vuelta con los codos
Todos preguntan quién es el último para comprar cabezas
Suerte que una Mujer se abre
desde su inmenso anfiteatro desdeña cualquier intento de aterrizaje absurdo
Basta de aglomerarse en la garganta
la reunión es en la lengua para poder gritar
odiamos la madurez del borde
hace falta la abundancia del filo
Una Mujer abierta toca el timbre
los hombres acuden a las clases
levantan la cabeza para escuchar atentos
y con un gesto imperceptible
guardan el miembro debajo de la mesa
NECESITA ESTAR SOLA ESA MUJER
Por Elena Tamargo
A veces hay algo conmovedoramente resignado en el modo como algunos poetas dan por terminadas sus obras. Es como si sólo se hubiera enunciado una vez y eso fuera presupuesto tácito de todo lo que se diga después. La suave humildad de ese mensaje silenciado es siempre el rumor de los gestos con los cuales se desprenden de sus obras. Para ellos, el arte es, como todo lo demás, una forma de manifestación de la vida; las exigencias a las que tienen que someterse son, entonces, éticas, y la ética no exige sólo aplicación artística, sino también la reflexión sobre si ese arte aportará a la humanidad utilidad o perjuicio. La poesía está determinada por las circunstancias de la época más intensamente que cualquier otro arte, y a menudo esas circunstancias pueden leerse como el estado de ánimo del destino, dominando por dentro y por fuera. Ser un hombre bueno tal vez sea un azar feliz, pero no siempre tiene consecuencias favorables para la vida misma. En todo caso, llega a crear una aristocracia, instituye distancias entre los seres: la más segura aristocracia, tan segura que por ella no se puede sentir orgullo alguno, pues es del alma.
Hay una raza de poetas para los cuales vivir tiene sentido sólo desde la poesía. Decía Hölderlin que “es poéticamente que el hombre habita esta tierra"; pero bien sabemos que para eso hay que desentenderse de la reminiscencia que despierta a la razón, y estar en vela. Para vivir así, hay que delirar, hay que anticiparse, hay que saber que existen cosas a las que no queda más remedio que ser leal hasta la muerte, una vez que las hemos descubierto. Raúl Ortega es de la raza de poetas que saben que el primer lenguaje tuvo que ser delirio. Él se comporta rebelde ante las cosas que son hechura humana; siente la angustia de la carne, su ceniza; es humilde, reverente, nada exige. Es un hombre bueno. Vive según la carne: la conquista, la ensimisma y la hace dejar de ser extraña.
Con estos antecedentes, surge el mundo de las mujeres en la poesía de Raúl Ortega, por una fusión de crudeza y sentimiento, como algo que está obligado a quedar eternamente sin satisfacer. Lo que es segura autoconciencia de la fuerza vital, de la “frágil felicidad", al decir de Todorov, es también un consciente gustar de la belleza que se aja.
Las mujeres fabrican a los locos es un libro del amor nacido en la dispersión de la carne. El rasgo esencial de esta poesía es la absoluta inseguridad de la vida en todas sus exterioridades y la firmeza entera cuando se trata del alma. La felicidad de esta poesía viene tan de fuera como la no felicidad. Es el tono de una generación que empieza a sentirse insegura, y para expresarlo, al poeta le sirve más el tono narrativo, que muy bien domina, y la dicción oral, ese “modesto resto de la cultura épica".
Estos poemas son un ciclo, completándose unos a otros, explicándose, reforzándose, mitigándose y refinándose, con sólo los reflejos anímicos para dar testimonio de los acontecimientos; sólo el extravío, no adónde habría llevado el camino, y soledad, mucha soledad. El poeta habla siempre de sí mismo. No se ruboriza, su lírica no es casta, es descarada, lo cuenta de sí todo, en una suerte de impresionismo de lo típico. Antes, la vivencia era concreta y el poema era su tipificación; la vivencia era tangible y su representación típica. Raúl Ortega tipifica la vivencia antes de pensar en hacerla poesía. La vieja lírica era poesía de ocasión, así la llamó Goethe, y su forma era tal vez por eso la más sencilla; la esencia de la poesía actual se hace su propia música, pero es curioso que si bien la vieja lírica era la que más intensamente hablaba a la muchedumbre, ésta que hace Raúl también habla a una muchedumbre cuya “ocasión” ya se torna muy larga y dolorosa.
Si bien hay elementos de un cercado localismo y piropos de cifrado entender cubano, esta poesía está escrita para un solo ser y sólo uno puede leerla. Pero mientras que las canciones de Heine o de Stefan George (es un ejemplo), oídas en un concierto, no habrían herido nunca a nadie, estos versos no podrían oírse más que de alguien muy próximo y quedar herido.
Cercanía y lejanía significan aquí la alternancia de narración y silencio. Hoy lo narramos todo, lo narramos a uno, y Raúl nos narra a nosotras, las mujeres cubanas; nos descubre, nos avergüenza y nos mima. Creo que a todas, al menos las de mi tiempo, nos han faltado mimos, como nos han faltado otras tantas cosas. Raúl lo ha entendido todo como una de nosotras, y su suprema comprensión es un asombro.
¿De qué clase son las tragedias de las mujeres que fabrican a los locos? Son las tragedias silenciadas, la eterna despedida del epílogo, con cada simpatía fugaz. Esta mujer de su poesía no es la buena madre de sus hijos, llamada naturalmente a sentir con ellos sus alegrías y sus desdichas, y a no separárseles nunca. Ni siquiera es la Diotima de Hölderlin o la Margarita de Faust. Estas mujeres están solas en la naturaleza, en insalvable y mortal soledad. Sin embargo, esta lírica, que es de las aproximaciones anímicas, también lo es de las amistades, eróticamente fuerte como es la amistad. Y en su final, se sabe sólo que algo deja de ser, que algo se acabó, como en el cine cuando se acaba la película y todo se queda oscuro. Hay, sin embargo, en esta poesía algo de aristocrático, un gesto tal vez no ejecutado que aparta el suspiro, porque ésta no tiene lamentos; con los corazones desgarrados, pero no llora. Estas mujeres son también las mujeres de Atenas, aunque de otro modo.
Aristóteles decía que la poesía es más filosófica que la historia, y al menos esto podría sustentarse en el hecho de que la poesía cuenta lo que siempre puede suceder, y cuenta además lo universal, clara tarea de la filosofía. Los poemas de los cuales hoy hablamos no inventan nada, son lo que Walter Benjamin llamaba “lo convertido en poesía”. Cuando la palabra poética sale y está ahí, es el poeta quien se desenrolla de ella. Esta palabra poética es ella misma, en el sentido de que no existe otra cosa para medirla; es respuesta, lenguaje en el que coinciden la palabra y la cosa; réplica que permite oír también aquello que no se dice, pues esta poesía refiere la cotidianeidad amorosa de un ser para quien está agotada la posibilidad de un sentimiento que equipare naturalmente la vida con el juego. Son vidas, las descritas por el poeta, que evitan toda constricción, porque ésta las aplastaría, huyen de cualquier otro combate que no sea el del amor, porque en el resto de los combates sólo podrían ser las vencidas de cada batalla. Son amores comprados o regalados por fugaces estados de ánimo. Son amores que van de los azares a la necesidad.
Todo esto dicho desde la cercanía al diálogo pero con “afirmación”, al decir de Gadamer, quien hace una distinción entre poesía y diálogo, mediante la producción de sentido. Pero fue Platón quien designó el pensamiento como el diálogo del alma consigo misma. En Raúl Ortega no se produce contradicción entre poema y diálogo, porque él privilegia el instante, y el diálogo vive del favor del instante. Aunque su poética responde más estrictamente que otras a la época de poesía semántica en que vivimos, él no se aparta nunca de la metáfora y tiene un tono, lo cual es mucho más importante en un poeta que muchas otras cosas.
En la obra de Raúl Ortega, el lenguaje y la emergencia de lo que anuncia dan testimonio de una realidad común que no necesita más legitimación; un lenguaje propio es lo que resulta muy importante para un poeta.
El tono de esta poesía es el de la designación, del homenaje, implica un reconocimiento de algo superior, en una escala que se despliega desde la admiración hasta la veneración, una palabra, esta última, hoy desprovista de sentido, pero en él, rehabitada para nombrar lo femenino. Sus poemas son himnos, una llamada a los testigos, una interpretación de signos y mensajes que garanticen el ser de lo único que este poeta considera divino.
Dice la fenomenología que revivimos leyendo nuestras tentaciones de ser poetas. Yo, leyendo a Raulito, revivo la tentación de ser mujer.
UNA MUJER ES ALGO SERIO SI NO LLEGA
Nunca dejes en la superficie a una mujer
es como instalar una bomba en un cine de niños
Si prometes abortarle la lluvia
no puedes dejarla encajada en la sequía
si presentas credenciales de rabia
no puedes olvidar la baba en el pantalón que te quitaste
si te la das de barítono
a la hora del canto no puedes ser falsete
Tiene derecho si no llega
a buscar la humedad en algún sitio
donde no vea al ojo que mintió
ponerse su vestido de uñas
salir a botar los papeles del baño
recordarnos
que nuestro gigante es gigante por mandato de ellas
que no se comporte como un estúpido conejo entre la hierba
que no se vuelva un asqueroso vomitando
antes de hallar la luz que fue a buscar
en ese kiosco no se venden los jugos
se obsequian
si logras con caricias que bostecen sus piernas
Una mujer para que vuele
hay que meterle todo el cielo en los ojos
enterrarle también el hacha en la memoria
Sólo entonces se quitará el cartel
para que tu batuta pise el césped
comience el concierto de gemidos
y aparezca como camino la baranda
sin importar que pueda haber un puente
LAS MUJERES FABRICAN A LOS LOCOS
Las Mujeres fabrican a los locos
nos mantienen gorditos
con los trasplantes de los vellos del pubis al bigote
con la historia de pechos blanquecinos tras la tela mohosa
Sacamos el cuerpo por la ventanilla para verlas pasar
y un camión nos arranca la cabeza
Algunas te envían un carnicero a trabajar dentro del corazón
otras te alimentan con una cucharada de sal
después te llevan a correr por el desierto hasta llegar la noche
y prenden entre sus piernas un farol del que gotea agua
A ellas les debemos
la humedad más perfecta derretida en la cara
las únicas vacaciones tranquilas que se pueden pasar en esta época
nueve meses en el hotel más confortable
Adoro las que habitan los prostíbulos
algún día me iré a vivir con ellas
les fregaré los platos para que puedan menstruar plácidamente
copularemos en el aire
y los niños caerán a la tierra con los dientes afuera
Vino a buscarme la pandilla de los libidinosos
les dije
ya habrá tiempo de llenar los colchones de espuma
es hora de cambiar el miembro por algún extintor que las proteja
porque nos vamos quedando sin piezas de repuesto
No basta antologar la boca en numerosas pelvis
ni agradecer el sabor a cobre y peces adobados
si a veces parecemos esquimales sin poder derretirnos sobre ellas
por temor a enterrarnos una esquirla en las nalgas
Me llora un ojo
el otro habita en sus rodillas vigilando la altura
Cuándo podré tirar los espejuelos que tienen amputada mi memoria
Con caderas me funciona el cerebro
pero me falta fondo donde anclarlas
La eyaculación pide el último de los desempleados
sus guerreros añoran las costas de sol gelatinoso
Todo el aire de la noche cabe en una botella de vinagre
Se aburre la lengua de su propia saliva
mientras que la demencia hace guardia en las esquinas por donde asoma el muslo
y sólo aparece el muñón sobre la rueda
y sólo aparece el fémur sin la envoltura
Las Mujeres fabrican a los locos
y preparado estoy para un encierro interminable detrás de cada pierna
pero hay otros gritos en el aire
que no me dejan concentrarme
CONFERENCIA EN EL AULA MAGNA
A veces me avergüenzo de ser un animal que posee dos manos
pero hay cada Mujeres acabaditas de salir del horno
que te dejan mirando como la mantequilla del corazón se te derrite
Dan ganas de mudarse a la cueva del topo
a esperar que el raciocinio te despierte a patadas
te explique que una Mujer abierta hasta la nuca
es el mejor lugar para que el hombre aprenda a comportarse
Cómo va a pretender untarla de una grasa
que mezcló con el agua que tiene el cerebro
Está negado entrar a una Mujer con los zapatos puestos
la época y sus problemas te pedirán carné
Estamos a dos cuadras de Marte y la Tierra da vuelta con los codos
Todos preguntan quién es el último para comprar cabezas
Suerte que una Mujer se abre
desde su inmenso anfiteatro desdeña cualquier intento de aterrizaje absurdo
Basta de aglomerarse en la garganta
la reunión es en la lengua para poder gritar
odiamos la madurez del borde
hace falta la abundancia del filo
Una Mujer abierta toca el timbre
los hombres acuden a las clases
levantan la cabeza para escuchar atentos
y con un gesto imperceptible
guardan el miembro debajo de la mesa
NECESITA ESTAR SOLA ESA MUJER
........................................Dejen sola a la solísima mujer.
........................................Teresa Melo.
........................................Teresa Melo.
Necesita estar sola esa Mujer
Detesta que la miren como una presa fácil
todavía con la sangre caliente
Que nadie venga a cortar el hilo de esta hora
donde ella cuelga sus ideas
necesita amasarlas si no qué va a comer mañana
pensar que hace en medio de esta gente
(que siguen tildando de ladrones a nosotros los piratas
y buenos los corsarios porque están protegidos por el rey)
que nunca más la dejarán oler a hierba fresca
sino a ajos y a insomnios
de esta gente u otra que puede ser la misma
que un segundo después de haber nacido un niño
le obsequian un globo sin color a punto de estallar
y siguen dejando a sus Mujeres abiertas como una mesa sin servir
abofeteándolas con un ayuno interminable
Quizás más tarde se acueste con algún comemuslo
que a sabiendas intentará ofrecerle de propina un poco de cariño
quizás encuentre al hombre que camina
Detesta que la miren como una presa fácil
todavía con la sangre caliente
Que nadie venga a cortar el hilo de esta hora
donde ella cuelga sus ideas
necesita amasarlas si no qué va a comer mañana
pensar que hace en medio de esta gente
(que siguen tildando de ladrones a nosotros los piratas
y buenos los corsarios porque están protegidos por el rey)
que nunca más la dejarán oler a hierba fresca
sino a ajos y a insomnios
de esta gente u otra que puede ser la misma
que un segundo después de haber nacido un niño
le obsequian un globo sin color a punto de estallar
y siguen dejando a sus Mujeres abiertas como una mesa sin servir
abofeteándolas con un ayuno interminable
Quizás más tarde se acueste con algún comemuslo
que a sabiendas intentará ofrecerle de propina un poco de cariño
quizás encuentre al hombre que camina
por el túnel solísimo que el mismo ha fabricado
y juntos logren encontrar la salida
Pero hoy necesita estar sola esa Mujer
grotescamente sola
como un animal gustoso lamiéndose los genitales
RAÚL ORTEGA ALFONSO: La Habana, Cuba, 1960. Ha sido colaborador de la sección “Noterótica” de la edición Mexicana de Playboy, México, D. F. y columnista del suplemento cultural “Sábado”, del periódico ”UnomásUno”, México, D. F. Ha publicado cinco libros de poemas: “Las mujeres fabrican a los locos", Editorial Abril, La Habana, Cuba, 1992, reeditado por Editorial Praxis, México, D. F.; “Acta común de nacimiento", Editorial Praxis, México, D. F.; “Con mi voz de mujer", Editorial Arlequín, Fonca, Guadalajara, México; “La memoria de queso”, Editorial La Torre de Papel, Miami, Florida; y el libro-objeto de poemas y grabados “Desde una isla", en colaboración con el pintor Carlos Alberto García, México, D. F. Ha sido incluido en diferentes antologías de poesía cubana en Cuba y en el extranjero y traducido al alemán. Actualmente vive en Miami.
y juntos logren encontrar la salida
Pero hoy necesita estar sola esa Mujer
grotescamente sola
como un animal gustoso lamiéndose los genitales
RAÚL ORTEGA ALFONSO: La Habana, Cuba, 1960. Ha sido colaborador de la sección “Noterótica” de la edición Mexicana de Playboy, México, D. F. y columnista del suplemento cultural “Sábado”, del periódico ”UnomásUno”, México, D. F. Ha publicado cinco libros de poemas: “Las mujeres fabrican a los locos", Editorial Abril, La Habana, Cuba, 1992, reeditado por Editorial Praxis, México, D. F.; “Acta común de nacimiento", Editorial Praxis, México, D. F.; “Con mi voz de mujer", Editorial Arlequín, Fonca, Guadalajara, México; “La memoria de queso”, Editorial La Torre de Papel, Miami, Florida; y el libro-objeto de poemas y grabados “Desde una isla", en colaboración con el pintor Carlos Alberto García, México, D. F. Ha sido incluido en diferentes antologías de poesía cubana en Cuba y en el extranjero y traducido al alemán. Actualmente vive en Miami.
5 comentarios:
Lo siento, pero son los hombres quienes fabrican a las locas.
el escritor esta muy bueno y lo que escribe...no se
de mujeres no sabe nada, de poesia no se...
Sabe de mujeres y de poesía más de lo que imaginas, anónimo 3, y tú, Alfonsina, qué caliente eres, mija, deberías ser más recatada.Ni siquiera han leído los poemas, se nota, carajo, que no los han leído.El administrador del blog que no les dé chance a esta gente a opinar,que son del montón, se limpian la parte más recóndita con un verso.
Robertón Pérez
Eres GENIAL Raul...
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