domingo, 30 de noviembre de 2008

5 PREGUNTAS A HERIBERTO HERNÁNDEZ


Por Luis de la Paz.

La fuerza arrolladora de las nuevas voces literarias en el exilio cubano, ya se está haciendo sentir (es inevitable, es necesario). Como las anteriores, llegaron, comenzaron a labrar su propio espacio (incluso su territorio generacional) y de repente toman posición en el escenario que le corresponde (con unos se discrepa, con otros se establece más afinidad), conformándose el panorama artístico que habrá de concretar por los próximos años las nuevas tendencias, hasta que en su momento, otros vengan de relevo.
En esa corriente renovadora está Heriberto Hernández Medina, que ya ocupa un lugar destacado entre los escritores cubanos en Miami.


1.—En los últimos meses han aparecido dos nuevos libros tuyos. ¿Son resultado de una repentina explosión creativa o del trabajo acumulado?

—Tengo el criterio que un poeta escribe los textos que puede, que necesita, que le hacen la vida más ligera, tolerable. El libro es una contingencia comunicacional, mercantil. Un medio. Las circunstancias le hacen reunir un grupo de textos por afinidad temática, bajo una estructura o en función de una tesis, cuando no intervienen factores más vulgares (los más frecuentes) como las exigencias de un editor, las bases de un concurso o la necesidad de cumplir ciertos parámetros que rigen la comercialización de la literatura como mercancía. Verdades como templos, el libro que salió bajo el sello de Iduna Ediciones, recoge una selección de los últimos textos escritos en Cuba, otros escritos en la ciudad de Lima y textos más recientes escritos en Miami, con la intención de dar una idea de lo que he hecho en los últimos años. En Los frutos del vacío, publicado bajo el sello de Bluebird Editions, he reunido toda mi poesía escrita desde 1983 hasta el año 2006, conservando el orden y la forma en que se publicaron (en Cuba) mis dos primeros libros, y adicionando tres libros posteriores, publicados parcialmente y de un modo muy disperso. La razón de hacer esto tiene que ver únicamente con la posibilidad de hacer un balance personal. En fin, no se trata de “una repentina explosión creativa", es “trabajo acumulado", concebido durante casi 25 años de usar la palabra como medio para estructurar todo cuanto hago.

2.—Has vivido en Cuba, Perú y ahora estás en los Estados Unidos, en Miami, donde destaca lo cubano. ¿Cómo valoras estas tres experiencias?

—La experiencia de haber nacido, haberme educado y obtenido una calificación profesional en Cuba es fundamental en mi formación como ser humano. Sustancial. Quizás, el hecho de vivir en un país cuyas estructuras de poder niegan las más elementales libertades y la individualidad misma, potenció en muchos de nosotros una curiosidad y una devoción inusual por el conocimiento y el estudio. Vivíamos en un castillo medieval y los viajes de “la comunidad", y luego el “éxodo del Mariel", hicieron caer el puente levadizo. Nuestra generación empezó a madurar la idea de que el mundo era algo diferente y la caída del muro de Berlín fue el detonante. Perú, y Lima en específico, fue la puerta de salida hacia ese mundo exterior. Un entrenamiento intensivo. Como cuando llevan a una bestia que ha vivido en cautiverio toda su vida a un ambiente natural controlado para que se adapte, antes de soltarlo en la selva virgen. El capitalismo del tercer mundo es una experiencia primitiva, esencial, que debería experimentar todo ser humano que ha vivido bajo un régimen totalitario. Desde el punto de vista social y cultural, Lima ha aportado elementos importantes a mi visión actual de las relaciones humanas. Estados Unidos ha generado un capitalismo caprichoso, casi de laboratorio, coartado por la interacción dramática, casi teatral, de los grupos de poder, por proteccionismos, subvenciones y un “checks and balances” cada vez más amordazado. Miami, que no resume en modo alguno esto, se ha ido acomodando, como una mujer inteligente, a los imperativos de sucesivas oleadas de emigrantes. Esto ha hecho de esta ciudad un destino cada vez más flexible, más tolerante y atractivo para los “hijos de la revolución cubana"; menos politizados, pero igualmente parricidas. Miami es cada día más Cuba, yo pude verlo apenas llegue acá, decidí quedarme y me alegra no haberme equivocado.


3.—Eres arquitecto. Si existiera alguna relación entre la arquitectura y la poesía, cuál sería el vínculo, y de qué manera se refleja en tu poesía.

—Siempre he pensado que un escritor debe tener un oficio del cual vivir. La arquitectura es el mío. Me gusta. Siempre me ha dado para vivir y me ha permitido escribir lo que pienso y decir lo que quiero sin tener que pensar al hacerlo, en la seguridad de los míos. El aporte de mi profesión a mi obra podría rastrearse en una visión estructurada de los textos o en algunas temáticas recurrentes, pero no creo que haya aportado otra cosa a la que no hubiese podido acceder por otras vías.

4.—Llevas en Miami unos ocho años, ¿cómo valoras la vida cultural de la ciudad?

—La vida cultural de la cuidad ha ido ganando espacios de tolerancia y generando hábitos de consumo que eran impensables, no mucho tiempo atrás. La correlación de fuerzas entre las primeras oleadas de emigrantes cubanos, conservadores y politizados en extremo, y las sucesivas oleadas, masivas o graduales, ha ido cambiando a favor de estas últimas, que han ido imponiendo hábitos de vida, de consumo y una nueva visión de la interacción social. Miami es hoy una ciudad saludable en términos culturales, que va generando sus propias opciones y que ha roto la inercia de un exilio “que nunca deshizo las maletas", y la está cambiando por la agitación de una sociedad que no quiere esperar a mañana para expresar sus ideas, exhibir su arte y hacer su vida en el sitio que, contingencias políticas ajenas a sus voluntades, les han propiciado.

5.—La internet ha crecido y es una fuerte importante de información y divulgación, ocupando los blogs un terreno cada vez más significativo. ¿Qué opinión tiene de las bitácoras?

—Los blogs son la muerte de la hegemonía en el uso de la información y en la divulgación del pensamiento y la expresión artística individual. Una metáfora de la libertad.

Diario Las Americas. 11-29-2008
Foto: Luis de la Paz

Luis de la Paz: La Habana, 1956 Salió de Cuba durante los dramáticos sucesos de la embajada del Perú y el posterior éxodo del Mariel, en 1980. Desde entonces reside en Miami. Fue miembro del consejo de editores de la revista Mariel, de Nexos de difusión electrónica y editor de El ateje, publicación cibernética. Ha recibido el Premio Museo Cubano de ensayo, por un trabajo sobre Dulce María Loynaz. Ha publicado los libros de relatos: Un verano incesante (Ediciones Universal, Miami 1996) y El otro lado (Ediciones Universal, Miami, 1999), y la recopilación de textos y documentos Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Universal, Miami, 2001). Un cuento suyo es recogido en Cuentos desde Miami (Poliedro, 2004) y en Palabras por un joven suicida (Silueta, 2006). Es columnista de Diario Las Américas en Miami.

2 comentarios:

Pipo Ruy dijo...

felicidades Heriberto!

Manny Lopez dijo...

Muy bueno Heriberto! Felicitaciones a los dos! Saludos, Manny