. En entrevista telefónica para un programa de la radio miamense, en la tarde de ayer, el profesor y analista político Emilio Ichikawa señalaba la forma en que usualmente se subvalora “la apatía” como elemento de lo que podría denominarse oposición al régimen dentro de Cuba. Destacaba con acierto, que en los regímenes participativos como el cubano, que exigen una confirmación continuada de la lealtad y entusiasmo como prueba de comprometimiento, el simple acto de sustraerse de participar es un acto subversivo, de oposición. “Si el hedonismo hizo colapsar la civilización helénica, la apatía podría ser la causa de la caída del régimen castrista” (cito de memoria, rescatando la idea a riesgo de ser impreciso), continuó argumentando. Esta frase, casi el final de su intervención, me resulta muy útil para adentrarme en un tema que se me hace recurrente.
El “hedonismo”, en tanto entraña una actitud proactiva, un ejercicio que encarna el acto volitivo de procurarse placer o entregarse de motu propio a su ejercicio, implica consecuencias emanadas de las actividades que se han privilegiado o eludido por elección. Por el contrario, la “apatía", en tanto anhedonia o incapacidad para experimentar placer, tiene como expresión esencial la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades, con la consecuente ausencia de respuestas reactivas. En este estado, la manifestación de actos volitivos con una continuidad o consecuencia son generalmente inusuales. Coincidimos en que la apatía es un indicador de singular importancia para intentar un criterio cualitativo de la sobrevalorada “volatilidad” de la situación interna en la isla, pero nunca debe verse como un agente detonante, propiciador de esta.
La “administración de la apatía” es otra disciplina, que como la administración de la rebeldía, la marginalidad, la miseria o elucubración estética o artística, el régimen se apresura a instrumentar y perfeccionar con su probada meticulosidad científica. En la nada, nada existe, ni siquiera en estado latente. En tal sentido es significativa la “atención personalizada” que han dedicado los órganos de inteligencia a cada una de las manifestaciones individuales o sociales de “empatía", en tanto elementos unificadores de grupos e intereses. La agresiva política de acoso a las “damas de blanco”, los periodistas y blogueros independientes, grupos de orientación religiosa, como el nucleado alrededor de la revista “Vitral”, o proyectos socioculturales como “Omni Zona Franca", nos da una señal inequívoca de que es allí donde podrían estar agotándose los licores de la bacanal castrista.
El “hedonismo”, en tanto entraña una actitud proactiva, un ejercicio que encarna el acto volitivo de procurarse placer o entregarse de motu propio a su ejercicio, implica consecuencias emanadas de las actividades que se han privilegiado o eludido por elección. Por el contrario, la “apatía", en tanto anhedonia o incapacidad para experimentar placer, tiene como expresión esencial la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades, con la consecuente ausencia de respuestas reactivas. En este estado, la manifestación de actos volitivos con una continuidad o consecuencia son generalmente inusuales. Coincidimos en que la apatía es un indicador de singular importancia para intentar un criterio cualitativo de la sobrevalorada “volatilidad” de la situación interna en la isla, pero nunca debe verse como un agente detonante, propiciador de esta.
La “administración de la apatía” es otra disciplina, que como la administración de la rebeldía, la marginalidad, la miseria o elucubración estética o artística, el régimen se apresura a instrumentar y perfeccionar con su probada meticulosidad científica. En la nada, nada existe, ni siquiera en estado latente. En tal sentido es significativa la “atención personalizada” que han dedicado los órganos de inteligencia a cada una de las manifestaciones individuales o sociales de “empatía", en tanto elementos unificadores de grupos e intereses. La agresiva política de acoso a las “damas de blanco”, los periodistas y blogueros independientes, grupos de orientación religiosa, como el nucleado alrededor de la revista “Vitral”, o proyectos socioculturales como “Omni Zona Franca", nos da una señal inequívoca de que es allí donde podrían estar agotándose los licores de la bacanal castrista.
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