domingo, 16 de mayo de 2010

VIENDO PASAR LA MUERTE

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“En este pueblo”, escuchaba decir al llegar a Miami y me quedaba de algún modo desconcertado, haciendo balance de las cosas que en mi memoria afectiva están atadas a la idea de ese sitio en que aún continuamos recreando los juegos de la infancia. La Internet, las redes sociales y todos los mecanismos de comunicación similares, han ido reproduciendo virtualmente esos vicios de la memoria y edificando pueblos a imagen y semejanza de sus usuarios.
En días recientes he leído sobre algunos lamentables decesos y he visto pasar o me he dado cruce con varios carros fúnebres. Aunque no tienen el encanto macabro, que el lento paso de la muerte provocaba en nuestra mente infantil, inducen aún una pulsión que invita a repetir: “tiempo, todo es cuestión de tiempo”.
Nos imaginamos sentados junto a la puerta de nuestra casa, la de nuestros padres, sobrecogidos por el vacío que imita a la vida en la calle desierta.
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