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En las tierras
que la indolencia de la sal y el olvido
impiden cultivar,
vagan los animales, los reptiles
cuecen la lentitud
y yo pongo a dorar
bajo ese sol infame estas palabras.
Es el regreso
de los que sólo
podemos fundar reinos horadando el silencio..Amigo, tú que has comido
sobre estas rocas
todo el pan de tu vida,
sobre esta arena, en la que un día
recogimos los restos de un naufragio,
todas las frutas, todo el alimento
que es ya silencio,
dime qué hacer,
para no aceptar que me he perdido.
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Dime amigo, cómo roer
este hueso pesado
como una evidencia del odio de dios,
o el hambre de una bestia que vivió en el pasado..Más allá del mar es el fin o el principio
de una lógica
en que sólo yo puedo hacer bogar un barco..Más allá, en ese sitio
en que no sé si aún escuchas
puedo izar estos ingrávidos velámenes.
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Cada noche regreso al embarcadero
en que los maderos drenan su resina,
se pudren como mis piernas
hundidos en el agua.
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Cada noche regreso, no estoy seguro
si al sitio en el que estuve
o al otro, innombrable,
del que mañana también he de alejarme.
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sábado, 9 de octubre de 2010
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