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.Es la calle, donde, cansado lector de libros grises,
buscaba la acera de la sombra,
la ansiada acera en que la sombra calma la sed y observa
en cierto modo distante
los soleados portones de la duda.
.Buscaba la sombra calma
sin nombrar nada cierto, sin nombrar nada
y el nombre es hoy la calle
empujándonos hacia la puerta heráldica,
lamento, arco perdido en los inicios o el fin,
en la tonsura o el sueño de un don desconocido,
hacia la plaza donde La Libertad recuerda,
los pies en la tierra, los pechos desnudos,
el naufragio olvidado ha tiempo
de ciertos y eternos símbolos.
.
No era esta o aquella la acera de la sombra ayer
ni la sombra
una u otra puerta que de abrirse
mostrara
desconocidos monstruos, pálidas beldades del diecinueve.
.Era, puedo decirlo, voz limpia en el silencio
de oscuro salón,
de oscura ciudad que aún sueña su pasado,
puedo decírtelo en voz baja, saludable,
mejor vista,
una simple acera de una calle
oscura como un país donde ya nadie escucha.
.Nunca más corto el paseo
agotado en los ávidos álamos
que de cubrirlo todo
no han sido aún descubiertos,
fundados por bondad alguna.
. Aquí terminará,
paseo, especulativo discurso,
y ya no sería una puerta la razón, una muchacha puede
o una mentira de mármol
como duele a veces escuchar.
O abrirse pudiera la ventana, o caer
y el espejo
o el lienzo mejor, que de soñarlo
fue un sueño, estuvo horas enteras posando para él.
En el espejo todo fue distinto,
cómplice de un instante,
y yo no he de entrar para hacer juego
que hacer tiempo no es hacer historia.
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jueves, 7 de octubre de 2010
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1 comentario:
excelente entrega y la foto, siempre lo espero, mil gracias
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