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(palabras de presentación escritas para el catálogo)
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En Cienfuegos, la ciudad marina donde nació Elvira de las Casas, se hablaba de güijes, porque muy cerca estaban la sierra, el Escambray, los ríos. Ella, que es muy curiosa, pronto descubrió que los güijes eran tragones, rumberos, pícaros y hasta falsos, pero sobre todo supo que eran las criaturas más volubles de la noche. Desde entonces habitan en sus cartulinas y en sus ojos, y también desde entonces ella ha querido hacer justicia y homenaje a la mujer del güije, porque nadie, por más que hay en la cultura cubana interesados en estas figuras mitológicas, ha mencionado a esta mujercita de ombligo enorme y ojos grandes y blancos como perlas. La mujer del güije es la primera exposición personal de Elvira de las Casas, que ya ha participado de muestras colectivas en España y los Estados Unidos. La técnica que la autora emplea, desde que tenía 16 años, y que la identifica plenamente, consiste en dibujos a tinta en blanco y negro. Su dibujo se destaca por la brevedad de su trazo, su línea es juguetona, se enrosca y quiebra, y sugiere una expresión que sustituye las hierbas que se levantan del papel para hacerse tangibles por sus grises, sus claros y sus rellenos oscuros que parecen saturar las figuras, conspirar con sus caras, con el misterio de su protagonista, y convertir así cada dibujo en una leyenda en sí misma, de aquellas que Samuel Feijóo recogía en los campos de Las Villas.
Algo que hace de Elvira su identidad es su concepción plástica de lo bello y lo menos bello conviviendo juntos, ese espíritu pícaro y grotesco de la tradición española de Goya y de Velázquez, pero en Elvira con la sensualidad y el atrevimiento de la figura humana distorsionada por el adorno en exceso. Hay también un efecto azaroso en el diseño de estas hembras güijes, porque Elvira utiliza un estilo con líneas fuertes que contraponen el blanco y el negro de una manera muy gráfica. La suya es una obra que se concentra en la figura humana, que sigue el camino de la metáfora y la búsqueda del rostro, como si haciéndose eco de Artaud dijera que el rostro humano no ha encontrado su cara. Deudora de la poesía, del cine y las novelas, del surrealismo de una Remedios Varo, de los orishas africanos y de las leyendas campesinas de la isla, Elvira compone sus criaturas con la fiereza de trazos libres y la fantasía y la deformación en cada detalle absurdo adicionado, pero al final, todo adquiere en el cuadro un carácter simbólico tal que como toda obra de arte, a pesar de mantener un vínculo original con la realidad, se proyecta como un fenómeno trascendental, como si de pronto las mujeres del güije se convirtieran en fetiches ante nuestra mirada, y uno hasta quisiera tener una de ellas en algún rinconcito de la casa para rezarle y encenderle una velita.
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En Kendall, en invierno, 2009
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Zu Galería Fine Arts
16 de enero de 2010, 8pm a 11pm
2248 SW 8th Street
Miami, FL 33135
786-443-5872
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ELENA TAMARGO: La Habana, Cuba. Poeta, académica, ensayista, Germanista y Filóloga, es Doctora en Letras Modernas. Traductora de la obra de F. Hölderlin. Premio Nacional de Poesía “Julián del Casal”, de la UNEAC, 1987. Entre sus libros de encuentran: Sobre un papel mis trenos, Habana tú, El caballo de la palabra, El año del alma, Poesía de la sombra de la memoria y Bolero, clave del corazón. Después de una estancia en Rusia y otra en México, ahora vive en Miami.
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ELVIRA DE LAS CASAS: Cienfuegos, Cuba, en 1955. Es graduada de Germanística en la Universidad de La Habana en 1981. Trabaja como editora. Ha expuesto sus dibujos en muestras colectivas en Cuba y en Miami, donde vivió 13 años. Desde hace cinco años vive en New Jersey.
3 comentarios:
Allí estaré para escuchar a Elena leyendo sus poemas. Gracias, Heriberto, por tu apoyo.
Gracias Heriberto!
Gracias, Heriberto, los güijes te saludan
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