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Leo despacio las diferentes reflexiones que propician las fechas especiales. Selecciono las recurrentes. Una podría ser la temporalidad, sólo tangible a través del recuento de las emociones que soportan el peso de lo común; otra es la emoción per se o la emoción como esa guía que dimensiona el afecto, lo polariza. Lo cierto es que a través del tiempo hemos necesitado cerrar ciclos, y todo ciclo humano a cerrar es un acontecimiento análogo al ciclo de vida, tiene la certeza de lo perecedero, de que mañana estaremos allí, re-iniciándonos. Es esta circunstancia, en especial, la que bordea los onomásticos, los finales de año, los días en que se reconocen nuestros padres. No obstante, un halo gris bordea el cierre, es ese nuestro pequeño duelo, el duelo que todo mortal hace, mientras espera.
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Dibujo de Bárbara Butragueño.
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1 comentario:
Este texto tan apropiado para hoy, y que me llega tan directo....
Te agradezco Eli...Me gusto mucho!
Besitos,
Manny
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